Cáceres inició ayer su semana más importante, porque en los próximos días habrá tantos turistas como cacereños en las calles, porque la ciudad, acostumbrada a no hablar muy bien de sí misma, sacará 23 procesiones con 12.000 cofrades. La Semana Santa es responsabilidad por completo de los ciudadanos. No se trata de un orgullo fatuo, es una realidad. Cuando se quiere, se puede. Y ayer, cuatro cofradías volvieron a demostrarlo en la apertura del Domingo de Ramos, acompañadas en las calles por miles de personas que valoran el arte y la historia de una tradición de más de cinco siglos.

La procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén (‘la Burrina’) puso la apertura alegre al calendario cofrade cacereño. Fue una jornada de reencuentro entre los miembros de las hermandades y reunió al mayor cortejo infantil de la Semana Santa, con cientos de niños con sus largas palmas, este año de hasta cuatro metros, traídas expresamente de Elche. Cuando el paso asomaba por el dintel de San Juan en torno al mediodía, la bendición y el acompañamiento musical de la Coral Santa María llenaron todos los alrededores de público.

‘La Burrina’, cuidadosamente ornamentada por José Manuel Martín-Cisneros, fue esperada por miles de personas en las calles, especialmente en los adarves y en la plaza, los puntos más recomendados para ver esta procesión. La Banda de los Romanos de los Ramos y la Agrupación Virgen de la Misericordia entonaron sus marchas con especial entrega, anunciando así el inicio de la Pasión.

INCANSABLES / Cuando se recogía la cofradía de los Ramos, se preparaba para salir la Humildad del Vivero con el extraordinario paso del Prendimiento de Jesús, obra del afamado artista andaluz Antonio Jesús Dubé Herdugo. Estos costaleros realizaron ayer el recorrido más largo de la pasión cacereña, de cinco kilómetros. «El tiempo nos ha respetado. Estamos muy ilusionados con bajar por segundo año hasta la plaza Mayor. Se nos han unido muchos hermanos nuevos. Estamos muy satisfechos», explicó antes de la salida el hermano mayor, Paco Roncero. El paso, con las imágenes del Señor de la Humildad, un centurión, Judas Iscariote y el Sumo Sacerdote, estrenará el próximo año la talla de San Juan Evangelista. Ayer incorporó un llamador de plata donado por capataces y costaleros, obra del taller de Manuel de los Ríos, y lució un friso de claveles rojos y su tradicional olivo. Por primera vez, la Agrupación Musical Sagrada Cena de Plasencia marcó el avance de esta procesión.

Ya a las siete de la tarde, todas las calles que confluyen en Santiago estaban llenas de público para aguardar la salida de una de las comitivas más largas de la Pasión cacereña. Unos 600 cofrades de todas las edades se sumaron a la primera de las dos procesiones de la cofradía del Nazareno, que lleva sacando sus pasos por Cáceres desde 1464. Los jóvenes cargaban con ‘El Señor camino del Calvario’, una composición formada por ‘La Caída’ (1956) y ‘La Verónica’ (1903), ornamentada con bellos claveles nazarenos por su camarera, Teresa Marzo Moral.

Detrás procesionaba el Cristo de los Milagros, una histórica talla del S. XVI, que los adolescentes de la cofradía llevaban con todo su esfuerzo y mimo, conocedores de su valía. El crucificado iba rodeado por un monte de claveles blancos, colocados con cariño por su camarera, Matilde Durán Escudero. Cerraba el cortejo el excepcional paso de la Virgen de la Misericordia (1927), cotitular de la hermandad, que luce el mayor palio de la Pasión soportado por doce varales. Unos 140 hermanos se sucedían en los turnos de carga. La talla llevaba su largo manto negro y oro, así como una original y acertada combinación de claveles y rosas en tonos pastel, de manos de su camarera, Mª Beatriz López Perera. En San Juan, el Coro Rociero le dedicó sus sones más sentidos.

También la cofradía del Amor celebró ayer su primera procesión de este año. Lo hizo desde la capilla del colegio San José con el paso del Señor de las Penas, un ecce homo antiquísimo del escultor Pedro de la Cuadra (S. XVI), que representa a Jesús en el pretorio tras la flagelación y la coronación de espinas. Por primera vez, la Banda Infantil del Espíritu Santo encabezó esta comitiva con una maestría que avala el futuro de las bandas cacereñas. Los hermanos del Amor volvieron a desfilar con el orden y el recogimiento que siempre muestran en sus procesiones.