Blanco y rojo tiñen la noche del lunes en Mérida, cuya Semana Santa estrena este año el distintivo de fiesta de interés turístico internacional. Es el día grande de la Cofradía Infantil y la hermandad de Agustín Delgado llenó las calles de fervor y devoción con las tallas de Jesús de Medinaceli, el Cristo de las Injurias y la Virgen del Rosario. Aplausos, lágrimas y mucha emoción acompañaron al séquito en la salida de la concatedral de Santa María, uno de los puntos fuertes dada su dificultad por ser los pasos más altos que el dintel de la puerta.

Con una perfecta organización, al mismo tiempo que sonaban las campanadas de las 20.30 el templo se abría para dar paso a la Cruz de Guía. Aún con el sol en la calle, Jesús de Medinaceli comenzaba a avanzar despacio entre la multitud hacia la calle Santa Julia. Minutos más tarde aparecía el Cristo de las Injurias, escoltado por la banda de cornetas y tambores Virgen del Pilar de Villafranca de los Barros. Y ya cuando la talla de Blas Molner avanzaba por las empedradas calles de la plaza, la marcha real anunciaba al palio de Nuestra Señora del Rosario, protagonista de la noche.

El Coro de Mérida le dedicó una Salve a las puertas de la concatedral y muy bello y emotivo fue también su discurrir por la calle Concepción ante una lluvia de pétalos.

En este recorrido, también son especialmente emocionantes el paso por la calle San José, el Templo de Diana y la plaza del Rastro, así como la entrada y el canto de la Salve en el interior de la concatedral.

Para hoy, en la capital autonómica está prevista la salida de dos procesiones. La primera de ellas lo hará a las siete de la tarde de la iglesia de San Juan Bautista y María Auxiliadora con los pasos de Jesús de la Humildad y María Santísima de las Lágrimas. La segunda partirá a las 20.30 de la ermita del Calvario: la hermandad del mismo nombre saldrá con Jesús Orando en el Huerto, La Flagelación, el Nazareno y el palio de María de la Amargura.