1.200 kilómetros, cuatro trenes transfronterizos, tres trasbordadores, 38 carreteras internacionales... La Raya, la frontera más pobre de la Unión Europea. En Extremadura hay 11 pasos a Portugal: Villanueva del Fresno, Ponte Ajuda, Caia, Lopo (Campo Maior), Ouguela, La Codosera, Valencia de Alcántara, Cedillo, Piedras Albas, Monfortinho y Valverde del Fresno. Además, hay decenas de caminos para cruzar a pie como el que salva el arroyo Abrilongo en El Marco por el puente internacional más chico de Europa.

En el resto de la Raya, Andalucía cuenta con cuatro carreteras internacionales, Castilla y León tiene 10 y Galicia empataba con Extremadura en pasos transfronterizos: 11. La construcción por la Diputación de Cáceres de una carretera que unirá Zarza la Mayor con Salvaterra do Estremo convertirá Extremadura en la región española más comunicada con Portugal y con cualquier otro país: Navarra cuenta con 11 pasos internacionales por carretera con Francia, en Aragón hay tres y en Cataluña, ocho con Francia y uno con Andorra.

BARCOS DE FRONTERA Además, hay dos trasbordadores sobre el Guadiana entre Vila Real y Ayamonte y entre Alcoutim y Sanlúcar del Guadiana, y otro trasbordador que cruza el Miño entre Caminha y A Guarda. La vía férrea une Valen§a do Minho con Tui en Galicia, Fuentes de Oñoro con Vilar Formoso en Salamanca y Valencia de Alcántara con Marvao en Cáceres. Hay otra comunicación ferroviaria sólo para mercancías entre Badajoz y Elvas y hace 20 años fue cerrada la vía internacional entre La Fregeneda y Barca d´Alva, en Salamanca.

Con dos líneas férreas y 12 pasos fronterizos por carretera, Extremadura se convierte en la región fronteriza española más permeable. Pero la Raya son 1.200 kilómetros de leyendas, mitos, curiosidades e incógnitas. Ya hemos contado en estas crónicas las particularidades extremeñas de la frontera de fin de semana de Cedillo, los misterios de las Casas de la Duda en Valencia de Alcántara, los encantos del balneario de Monfortinho o la ruta de las casas de comida de los contrabandistas en Caia y de los restaurantes con encanto en Elvas, Marvao o Villanueva del Fresno.

Ahora pretendemos recorrer la Raya no extremeña de Norte a Sur, cruzando los 32 pasos de hierro, asfalto y agua que comienzan en A Guarda (Pontevedra) y terminan en Ayamonte (Huelva). Y empezamos en el Atlántico, donde la frontera es fluvial y se cruza en un trasbordador que lleva coches y personas de Camposancos (A Guarda) a Caminha y viceversa a cada poco. En los días de temporal, el barco no navega pues corre peligro: la marejada puede arrojarlo contra A Barra do Minho : barrera de arena que forma el río al desembocar en el Atlántico.

Río arriba, llegamos a Tabagón (Pontevedra), donde los vecinos mezclan gallego y portugués y hay varias islas lusas adonde se acercan las vacas gallegas con la marea baja para comer, provocando frecuentes disputas entre los ganaderos de Seixas y Tabagón. Otra isla es centro de disputa en Gondarem. Se llama A Boega y en ella querían hacer un campo de golf, pero la comisión de límites no tiene claro a qué país pertenece y tampoco parece tener ganas de entrar en litigios.

El caso de esta isla de dudosa patria se repite en otros lugares como un monte en el Coto Mixto (Ourense), algunas casas de Río de Onor en la frontera con Zamora, una casa extremeña en A Fontañera que amplió habitaciones hacia Portugal y la comisión de lindes cambió la frontera para meter las alcobas en España o las Casas de la Duda, como La Fontañera en Valencia de Alcántara.

Frente a la isla de A Boega hay un restaurante del mismo nombre muy popular por estos pagos: en él se come en régimen de autoservicio y tintineo. Grandes fuentes de comida casera reposan en una mesa central y los comensales se levantan al toque de una campanilla para servirse hasta reventar.

Seguimos ascendiendo por el Miño y nos encontramos con Vilanova de Cerveira. Hasta hace cuatro años, un trasbordador unía este pueblo con Goián, en la parte española. Ahora hay un puente. Vilanova es capital de una comarca de artistas: sus colinas con vistas al valle y al río han sido elegidas por pintores y escultores de Oporto y Lisboa que tienen por aquí sus talleres. En la villa se celebra una interesante bienal de arte y en sus calles abren varias galerías y una universidad privada. Y a un paso de aquí, Valen§a do Minho, el mejor lugar del mundo para comprar mantelerías y toallas: algo así como seis Elvas juntas.