La realidad demográfica de España, que ya roza los 47 millones de habitantes, se ha redibujado con más nacimientos, menos defunciones, menos matrimonios heterosexuales y alguno más entre personas del mismo sexo.

Pero lo más llamativo del 2008 ha sido el apreciable aumento de la fecundidad, que se situó en 1,46 hijos por mujer en edad de procrear, el valor más alto de las dos últimas décadas. El aumento de esas seis centésimas respecto al 1,40 de 2007, sitúa la tasa de natalidad (número de nacimientos por cada 1.000 habitantes) en el 11,38. El aumento de la fertilidad se debe, como en el censo, a la inmigración, con las mujeres marroquís en cabeza.