Dicen que el fútbol es cosa de hombres, pero hoy día esa afirmación está obsoleta tanto en el mundo de la afición como en el del deporte o el del arbitraje. Marta Frías Acedo, por ejemplo, ha ido contracorriente y se ha introducido en algo que parecía vedado para ella por el hecho de ser mujer: es árbitro de fútbol.

Nacida en Cáceres hace 28 años, vivió en Villamesías hasta que acabó el bachillerato. Después se trasladó a Zaragoza y estudió un módulo superior de Administración y Finanzas. Actualmente trabaja en una empresa de iluminación de alta gama. Desde hace ocho años se interesó por el arbitraje y ahora pita en tercera división. Ya ha llegado a arbitrar, como asistente, un partido de ascenso a 2 B.

--¿Cómo se le ocurrió meterse en un trabajo que siempre ha estado asignado al hombre?

--Fue por un compañero de trabajo. Yo antes jugaba al fútbol y él me propuso que hiciera el cursillo para ser árbitro y lo intenté. Al principio me daba miedo. Era algo desconocido y lo pasé mal, pero luego me acostumbré. Me encanta arbitrar.

--¿Encontró dificultades?

--Todo lo contrario. Como hay muy pocas chicas somos muy bien recibidas. Con mi comité (el territorial, de Zaragoza), me llevó genial. Siempre se han portado muy bien conmigo.

--¿Qué pruebas tuvo que realizar para entrar en su comité?

--Tanto para ser árbitro como para seguir siéndolo hay que realizar pruebas dos veces al año. Unas físicas (de resistencia y velocidad, en que las mujeres tenemos cinco segundos más que los chicos), otras técnicas (de reglamento, estatutos...) y otras psicológicas (un test con situaciones hipotéticas en un partido de fútbol). En cada temporada te siguen un total de ocho o nueve partidos y realizan un informe sobre tu actuación. De ahí se saca una media. La mía este año ha sido de 8,9. He quedado tercera de las 47 personas del comité.

--¿Cómo se sintió al arbitrar el partido de ascenso a 2 B entre el Burgos y el Sporting Mahonés?

--Genial. Cuando se asciende a los árbitros de división se suele premiar a los que se quedan a las puertas del ascenso. Lo más sorprendente en ese partido fui yo. Salió en todos los medios. Sentí... no sé... ¿qué más puedo pedir? Eso sí, no me gusta que digan que soy de Zaragoza. Siempre resalto que soy extremeña, pero en Aragón no me hacen caso. Como mucho me han llegado a decir que soy extremaña .

--¿Cuáles son sus aspiraciones?

--Llegar a ser internacional, que es más fácil que subir a segunda o a primera. Si en las pruebas del año que viene sigo en tercera, me proponen como internacional. Mis amigos, sin embargo, me meten mucha caña, pero también me apoyan. Hay algunos que entrenan conmigo para que yo tenga más ganas.