El barco de la oenegé Proactiva Open Arms busca puerto seguro en el que desembarcar a las 123 personas rescatadas en el Mediterráneo. La nave espera la autorización mientras el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, anunciaba el veto de que entre siquiera en aguas territoriales del país. También el Gobierno español aumentó la presión sobre la oenegé al anunciar que confía en que respete la normativa jurídica en vigor.

Open Arms informó de que durante la noche del jueves rescató a 68 migrantes que presentan «signos inequívocos de la violencia sufrida en Libia», de donde habían partido. Entre los recién asistidos hay dos niños y dos mujeres embarazadas, «una de ellas de 9 meses con contracciones», según apuntó Oscar Camps, fundador de la oenegé. La víspera también habían salvado a otros 55 inmigrantes, entre ellos dos bebés mellizos cuando su embarcación estaba «a punto de naufragar».

España no se mostró receptiva a recibir al Open Arms, a tenor de las palabras de la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celáa, que advirtió a la oenegé que confía en que esté actuando «de acuerdo a los convenios internacionales y la normativa nacional que le es de aplicación». Las autoridades españolas prohíben a Open Arms retomar la búsqueda activa de pateras en peligro. El 4 de julio la Marina Mercante notificó a la oenegé que afrontaría multas de hasta 900.000 euros si quebrantaba esa disposición.