Los pacientes oncológicos son población de riesgo frente al coronavirus y además, en Plasencia, los que tienen tratamientos en marcha no pueden quedarse en casa y deben acudir al centro de día del hospital Virgen del Puerto para recibirlos. Esto supone que ahora, «la preocupación es doble». Pero la delegación placentina de la Asociación Oncológica Extremeña, pese a tener sus puertas cerradas, sigue estando cerca de los pacientes y mantiene numerosos servicios activos.

Uno de ellos, quizás el más importante en estos momentos, es el de atención psicológica, que presta la psicóloga Marta Álvarez. Lo hace a través del teléfono, normalmente con cita previa, pero también está disponible en cualquier momento «si necesitan apoyo». Lo que no hace ya es acudir al centro de día, por recomendación sanitaria, aunque subraya que «los oncólogos y enfermeros informan a los pacientes de que estoy atendiendo por teléfono, así que están todos informados».

Está atendiendo a entre 4 y 5 pacientes al día y señala que están viviendo «un momento muy duro y de estrés añadido porque en la mayoría de casos son inmunodeprimidos». Los que están en tratamiento salían de casa en función de su estado y ahora no pueden y «eso se nota». Los ya recuperados, tampoco y «Tienen que buscar distracciones y recuperar la normalidad de sus vidas». A los que acuden a tratamientos «les tranquilizan las medidas que se están tomando para evitar contagios y de protección. Se está extremando también la limpieza, la desinfección…» A todos, intenta darles herramientas «para que manejen la ansiedad y la tristeza».

Por otro lado, hay quince pacientes que reciben ayuda a domicilio. Según ha explicado Lourdes Palomo, delegada de la Aoex, algunos se han comunicado con la asociación para pedir que no fueran las auxiliares por miedo a contagios, pero «los servicios mínimos asistenciales y personales se están cubriendo». En este sentido, la asociación ha querido subrayar también la labor que están realizando las auxiliares.

La delegada destaca que solo algún taller se ha tenido que suspender porque el de yoga lo van a hacer a través de una aplicación de internet y el de manualidades, con 14 voluntarios, lo han sustituido por la confección de mascarillas cada uno en su casa. Además, la asociación ha pagado el coste de 3.000 metros de tela precisamente para esta iniciativa. «Es por una buena causa», ha subrayado Palomo. Lamenta que lo único con lo que ya no pueden continuar es con el servicio de batas moradas que se realizaba en el hospital de día por voluntarios que acudían a ofrecer acompañamiento y el tentempié posterior a los tratamientos de quimioterapia.