¿Qué les ocurre a los palomos cojos? Parece ser que estos animales son incapaces de reproducirse sin tener las dos patas al no poder «montar» a la paloma ni hacer el cortejo. Con el paso del tiempo, esta expresión ha tomado un contexto peyorativo a la hora de hablar de homosexuales y «eres un palomo cojo» se usa coloquialmente a modo de insulto homófobo. 

Era febrero de 2011 y el entonces alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, estaba en una entrevista radiofónica de un programa que se celebró en la Facultad de Ciencias de la Documentación y la Comunicación de la capital pacense. En una conversación sobre la afición que tenía Celdrán con estas aves, el entrevistador, Luis del Val, le preguntó: «¿Y palomos cojos hay muchos --en Badajoz--?». A lo que el alcalde respondió: «Aquí en Extremadura pocos. Normalmente, los echamos para otro lado». 

Estas declaraciones no tardaron en hacerse virales. «Primero fue en un portal de internet de informaciones LGTBI y, después, en Twitter», recuerda José María Núñez, el entonces presidente de la Fundación Triángulo de Extremadura. «Los activistas mostraron su repulsa al comentario en redes y se generó una petición de respuesta por parte del primer edil», continúa. «Desde la fundación pedimos hablar con el alcalde y fue la primera vez que nos recibió en persona», cuenta. «Nos reunimos con él y nos pidió disculpas. Nos dijo que no lo hizo con mala intención», explica. «Yo tampoco creo que lo hiciera a malas», aclara Núñez. «Fue una broma jocosa no apropiada y mucho menos en pleno siglo XXI», apunta.

Tal fue la repercusión que llegó a la redacción de El Intermedio, programa de La Sexta que presenta El Gran Wyoming. Allí se les ocurrió que en una caravana viajarían hasta la capital pacense personas del colectivo LGTBI. Así fue. «De buenas a primeras nos encontramos con un evento al que acudieron muchas personas y con un concierto de Falete. Ni si quiera desde el programa televisivo pensaron que esta broma llegaría tan lejos».

Al ver que la acogida fue multitudinaria, desde la dirección de Triángulo optaron por no dejar pasar la oportunidad de continuar con las actuaciones y conciertos. «Decidimos seguir por la respuesta ciudadana en defensa de la diversidad y contra la homofobia», relata. «Nos lanzamos».

José María Núñez, propulsor del festival hace una década. El Periódico

La segunda edición la organizó la fundación con fondos propios y ayuda del ayuntamiento. «Hablamos con el programa y volvieron a poner la caravana, aunque esta vez los conciertos los costeamos nosotros». La invitada especial fue Soraya Arnelas y todo volvió a salir sobre ruedas. No dudaron en hacer una tercera edición. Esta vez con Bebe de protagonista. «A la siguiente no hubo caravana y, pese a no esperarlo, el éxito fue mayor», relata. «Al año siguiente cambiamos la ubicación. Se expandió a diferentes zonas de Badajoz. En la Alcazaba había un escenario y en Puerta de Palmas, otro para público más joven. Ahí fue cuando se terminó de consolidar como festival. También se hizo más fuerte el activismo con actividades previas que se prolongaban durante dos semanas. La reivindicación de diversidad que tiene detrás es enorme», apostilla.

Un antes y un después

«Todo el mundo reconoce la fiesta. Dicen: vamos a Los Palomos. ¿Saben lo importante que es eso?», pregunta Marisol Torres, pacense que forma parte de la producción del festival desde el primer año y coordina el escenario joven. «Recuerdo la primera edición con mucho cariño. Supuso un antes y un después. Nos puso en el mapa y nos reconoció como una ciudad de todos los colores», afirma. «Se congregan unas 20.000 personas de todas las edades». 

Marisol Torres, productora del festival desde la primera edición. S. GARCÍA

«Los Palomos son un referente. Lanzan un mensaje a todo el país en el que se visibiliza a Extremadura como una tierra diversa», relata Hugo Alonso, director de producción. «El gran trabajo que hay detrás solo tiene la compensación al ver que al final hay una comunidad entera volcada con un proyecto en el que se aborda un tema tan positivo como es esta lucha por la diversidad», agrega. 

Hugo Alonso, director de producción del festival. S. GARCÍA

Ahora más que nunca

Después de una década y de una edición borrada a causa de la crisis sanitaria, llegó el momento de volver. Estaba previsto hacerlo en primavera, pero el coronavirus tampoco lo permitió. Esta décima edición empezó el 6 de octubre y lo hizo con el lema: ‘Ahora más que nunca’.

«El equipo de Los Palomos pone todo su esfuerzo durante tres o cuatro meses previos para que todo salga genial, aunque a mover hilos se empieza antes», comenta Alonso. «En una de las reuniones sobre la celebración, alguien dijo: ahora más que nunca tenemos que hacerlo». La oleada de agresiones homófobas ocurridas en los últimos meses y el asesinato de Samuel Luiz son el motivo de la reivindicación. «El retroceso en los derechos humanos de las personas LGTBI que estamos viviendo nos hace querer alzar la voz con más fuerza y nos impulsó a celebrar el festival fuera en el formato que fuera». 

La programación se alargará hasta el día 16 con diferentes actividades. Entre ellas, conciertos de Natalia Lacunza y Zahara o charlas de la mano de Valeria Vegas y Samantha Hudson. 

Sin embargo, según desvela Núñez, el festival no se acaba hasta que la organización no cante sobre el escenario a todo pulmón ‘La revolución sexual’ de La casa azul, una tradición de cada año. Tú que decidiste que tu vida no valía / Que te inclinaste por sentirte siempre mal / Que anticipabas un futuro catastrófico / Hoy pronosticas la revolución sexual.

 

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