ENTREVISTA | Raquel Santiago Veterinaria especialista en medicina interna

«Los animales forman parte de mi vida desde pequeña»

Raquel Santiago, durante una intervención

Raquel Santiago, durante una intervención / Andreu Pujades

Luis Rollano

Luis Rollano

Natural de Cáceres, es licenciada en Veterinaria por la UNEX en 2014. Posteriormente llevó a cabo un internado de especialidad en Medicina Interna en el Hospital Veterinario Universidad Católica de Valencia. En 2018 se unió al servicio de Medicina Interna de Ars Veterinaria (Barcelona), como residente europea de Medicina Interna. Finalizó su residencia en septiembre de 2021, obteniendo el título europeo de diplomada europea en Medicina Interna en 2022. Tiene varias publicaciones y comunicaciones en congresos a nivel nacional e internacional.

Raquel Santiago asistiendo a un perro

Raquel Santiago asistiendo a un perro / Andreu Pujades

La veterinaria es una profesión vocacional. Muchos niños quieren, de mayor, ser veterinarios. ¿Era su caso?

En realidad, siempre me ha gustado la Medicina. No negaré que los animales han formado parte de mi vida desde que era muy pequeña. Tanto mis padres como mis abuelos me enseñaron desde bien pronto a respetarlos, cuidarlos y quererlos. Esta pasión por los animales ha ido creciendo con los años, y junto el interés por la medicina, fue lo que me llevó a elegir estudiar veterinaria.

¿Cómo califica su etapa de estudios de veterinaria en la UEX?

Recuerdo con cariño la etapa universitaria. Nunca me gustó en exceso estudiar ni asistir a clase. En la carrera tenemos muchas asignaturas de producción en las que no estaba interesada. Sin embargo, pasaba muchas horas en el Hospital Clínico Veterinario de la UEX; era mi segunda casa. En el servicio de Medicina Interna encontré mi sitio. Es un equipo estupendo dónde aprendí lo que era la medicina. 

Es diplomada europea en Medicina Interna, un grado de especialización muy poco común. ¿Qué implica ese paso en su trayectoria profesional?

Las especializaciones en veterinaria aún son poco conocidas en España. Tanto los propietarios como algunos compañeros del sector no llegan a comprender el esfuerzo y camino que significa ser diplomado. Para mí, supuso un primer paso clave, dejar Extremadura, amigos y familia para poder conseguir este sueño. En Extremadura, por desgracia, no contamos con especialistas diplomados en Medicina Interna. Por ello, si quería conseguir la residencia, debía irme. Este fue sólo el primer paso, seguido de muchos cambios, urgencias, noches de guardia y trabajo muy duro. Tras tres años en la Universidad Católica de Valencia, otro de los centros que me ha visto crecer, conseguí una plaza de residencia en Ars Veterinaria, en la ciudad de Barcelona.

No hay muchos diplomados en Medicina Interna veterinaria en el país y usted es la primera extremeña. ¿Qué supone para usted ser una pionera?

Tuve una gran suerte durante mi periodo en el Hospital Clínico Veterinario de la UEX. Los profesores y clínicos del servicio de Medicina Interna fueron quienes me explicaron que existían las residencias y la especialización. Fui a mis primeros congresos europeos del sector, dónde conocí a especialistas que luego me abrieron puertas fuera de Extremadura. Yo no me considero pionera de nada, esto ya existía desde hacía muchos años, pero no estaba disponible en Extremadura. Cuando te dan a conocer el camino, es mucho más sencillo luchar para alcanzar la meta.  

La especialización veterinaria es algo novedoso en España, pero es más común en otros países como Reino Unido. ¿Cuáles son las diferencias entre nuestro modelo asistencial veterinario y el de otros países?

La necesidad del especialista surge cuando en un caso complejo el veterinario generalista no puede dar respuesta. Al igual que en medicina humana, tú puedes ir a tu médico de cabecera y que este te derive al neurólogo, endocrino... Lo que damos por hecho en medicina humana, no lo aplicamos en veterinaria. En países como Reino Unido, el derivar un caso complejo o que requiere pruebas diagnósticas específicas es muy frecuente. En España, aunque cada vez somos más especialistas, aún nos queda un gran trabajo de educación al propietario y veterinario generalista para que este engranaje funcione. Por otro lado, el acceso a residencias sin tener que salir del país es complicado, aún existen pocos programas disponibles (unas 10-13 plazas de Medicina Interna en todo el país). Por suerte, parte de los compañeros que salieron fuera para hacer su programa de residencia están volviendo a España. Sumados a los que nos hemos quedado, vamos creciendo.

Usted ofrece charlas y ponencias para otros veterinarios. ¿Qué supone para usted ser un referente para otros compañeros con los que comparte profesión?

Ayudar en el aprendizaje de otros compañeros veterinarios es casi una obligación moral por mi parte. He tenido la suerte de acceder al más alto nivel de especialización en mi carrera y creo que debo compartir gran parte de lo aprendido. Por mi trabajo en centros universitarios previos, me gusta la enseñanza. Por ello, intento ser lo más didáctica posible impartiendo cursos, conferencias o en mi propio día a día laboral.

¿Le gustaría volver a Extremadura para trabajar aquí en algún momento? ¿Usted cree que se podría llegar a dar esa posibilidad en el futuro?

Volver a casa, junto a mi familia, siempre será una opción. Si se dará o no esa posibilidad, no lo sé. Creo que actualmente esa puerta no está abierta. Los diplomados europeos no tenemos ningún beneficio a la hora de formar parte de la universidad pública, por lo que creo que aún deben cambiar demasiadas cosas para poder volver. Si saliera una oferta para poder hacer Medicina Interna de calidad en mi tierra, por supuesto que sería una gran opción.