Curiosamente, ‘La Burrina’ del Domingo de Ramos solo ha tenido alguna suspensión muy excepcional por lluvia desde mediados del siglo XX. Y en cambio, con solo unas horas de diferencia, el Lunes Santo se ha convertido por méritos propios y por datos evidentes en la jornada de la Semana Santa cacereña más afectada por los chubascos. Que se lo digan a la cofradía de las Batallas, fundada en 1951, acostumbrada ya a lidiar con las webs del tiempo. Y a la Salud, que se incorporó a esta jornada después de su formación en 2006. Durante cuatros años, entre pandemias y lluvias, ambas han procesionado una sola vez. Pero este lunes se han desquitado. El Meteosat ha acabado por compensarlas. «¡Salimos!» Se escuchó a las ocho en Santo Domingo. «¡Al hombro!» Se oyó a las nueve en Santa María.