El silencio envuelve una montaña de escombros que trepan los equipos españoles. En su interior suena un taladro y un mensaje de ánimo: "Aguanta Nasser. Aguanta un poquito", que un joven de 26 años recibe con un saludo entre bloques de hormigón. Poco después Nasser es liberado de las ruinas que lo atrapaban. En otra zona, los bomberos hablan con alguien. Su voz está enterrada a un metro de profundidad. Hacen un butrón y a través de él sacan a una mujer de sesenta años. Para los grupos de rescate rendirse no es una opción. Rastrean primero con perros y los ladridos junto a cualquier resquicio alertan de la posibilidad de que alguien permanezca sobreviviendo bajo los edificios derruidos en huecos de vida que son también huecos de esperanza.