Gloria Gutiérrez mantiene luchas constantes con su casero porque le exige renovar el contrato durante un año si quiere seguir viviendo en su casa de alquiler, pero ella no se atreve a hacerlo porque desde julio está a la espera de recibir las llaves de su nueva casa. Sin embargo esas llaves nunca llegan. Como ella, 38 familias más se encuentran en situaciones límites porque no pueden habitar las viviendas del Plan 60.000 que les fueron adjudicadas en el verano de 2006.

El edificio, situado en el residencial Ronda, está acabado desde el mes de julio, cuando a los propietarios se les avisó para que fueran a ver sus casas. Entonces les aseguraron que a finales de ese mes tendrían sus llaves, después retrasaron esta entrega hasta el 30 de septiembre. Y desde entonces no tienen noticias. Urbipexa, subcontrata encargada de la ejecución de la obra, les asegura que faltan las licencias para poder dar de alta la luz. Una vez lleguen esas licencias podrán poner una fecha de entrega: "se echan la culpa unos a otros y no se dan cuenta de que los que estamos pagando somos nosotros", explicó una de las afectadas. Estas viviendas no son las únicas del Plan 60.000 que han tenido problemas, las del Junquillo, por ejemplo, ni siquiera han llegado a construirse.

CRISIS DE PROCORSA Para centrar esta situación hay que remontarse al mes de junio, cuando la constructora burgalesa Procorsa entró en suspensión de pagos. El grupo burgalés tenía subcontratada a la sociedad cacereña Urbipexa, dependiente de la consejería de Fomento, la ejecución de estos pisos del residencial Ronda. Los propietarios se quejan porque desde que entró en crisis no reciben información de la situación en la que se encuentran las licencias, ni se les ofrece una posible fecha de entrega de llaves.

De hecho, los afectados se personaron ayer en la oficina de Urbipexsa para pedirles una explicación, pero la respuesta fue la misma: "hay que esperar a recibir las licencias". Ante la negativa de ofrecer una solución por parte de esta empresa y por consiguiente de la Junta de Extremadura --Urvipexsa depende de la consejería de Fomento-- los adjudicatarios han decidido manifestarse hoy ante el consejero de Fomento, José Luis Quintana, durante la entrega de llaves de la segunda tanda de 70 viviendas del Plan 60.000 en Maltravieso. Precisamente estas casas fueron adjudicadas a sus propietarios en la misma fecha que a los del residencial Ronda y a los de Casa Plata. Las llaves de esta última fueron entregadas en octubre de 2008 y la primera sección de Maltravieso el pasado mes de julio.

Los propietarios quieren entregarle a Quintana una carta que enviaron al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en la que cuentan su situación de "desamparo ante la administración pública". En la carta puede leerse: "estamos desesperados, tenemos cargas familiares, pisos de los que nos van a echar, alquileres inasumibles,... La promotora no nos dice nada y estamos un poco hartos de no tener explicaciones y de que se nos mienta. Vivimos en una situación de completa incertidumbre. Muchos hemos llegado a pensar que se está jugando con los esfuerzos, esperanzas y alegrías de muchas familias".

La consejería de Fomento no ha querido responder a las preguntas de EL PERIODICO aludiendo a que esta tarde el consejero hablaría del futuro de estas casas del Plan 60.000 durante la entrega de llaves de las 70 viviendas de Maltravieso.

SITUACIONES LIMITE Muchos de los adjudicatarios viven situaciones personales límites al no poder habitar sus casas. Es el caso de María José Moreno. Su marido tiene problemas de visión y necesitan cambiarse de casa porque en la que viven actualmente es muy pequeña y su pareja se mueve con mucha dificultad. O el de Francisco Roncero, que vive en Aldea del Cano. El sacó a su hijo del colegio San Martín, situado en esa localidad, para inscribirlo en el Nazaret, previendo que en septiembre estarían viviendo en Cáceres: "ahora tengo que traer a mi hijo a Cáceres al colegio y volverlo a llevar al pueblo", comentó.

María Jesús Luceño tiene 35 años y ha tenido que retrasar su boda porque no saben cuándo podrán tener una casa: "tenemos los muebles comprados y ahora hemos tenido que repartirlos entre la casa de mis suegros y la de mis padres. Queremos independizarnos y cuando finalmente decidimos dar el paso nos lo impiden", explicó.