Los alumnos del instituto Agora vuelven a romper fronteras. Esta vez con Francia, donde un grupo de 23 alumnos de Secundaria y Bachillerato ha participado en un intercambio con otros jóvenes de La Roche Sur Yon, ciudad hermanada con Cáceres. La expedición cacereña ha convivido con familias francesas para conocer más de cerca la cultura del país galo y, a finales de junio, los estudiantes franceses devolverán la visita.

Agradecido por la acogida, Roberto García, de 16 años, que repetía experiencia pero en distinta familia que el año pasado, explica que ha terminado hablando francés "como si estuviera en casa". Comía a las 12 y cenaba a las ocho. "Ha sido fenomenal. Volveré a repetir", remarca.

Para Diana Granados, también de 16, el viaje también ha merecido la pena. Recuerda cómo sus amigos franceses se divertían en una bolera, sin rastro del botellón : "En Francia son más duros. Una tarde merendamos en una parque y se preocupaban de no dejar ni un papel".

Además de la estancia en familias, los alumnos fueron recibidos en el ayuntamiento y visitaron lugares turísticos como el Monte de San Miguel y el Centro de Interpretación de las Libélulas. Para Aída Núñez, de 14, era la primera vez. Sorprendida por las diferencias con el ritmo de vida español, recuerda cómo los jóvenes "salían mucho menos, hasta las siete de la tarde como mucho".

El balance de Pablo Rubio, también de 14, ha sido positivo. Ya había estado en Francia y quería volver. Al principio le costó adaptarse, pero al final de su estancia consiguió "pensar en francés". "Ya no tienen en la cabeza el tópico de que en España solo hay toros y playa", añade.

Además de intercambios. el proyecto bilingüe del Agora permite a los alumnos recibir varias horas clases en francés en materias como Matemáticas, Historia o Ciencias Naturales. "Se trata de fomentar el conocimiento de los idiomas en la Europa de hoy", explica el profesor Serafín Martín. Todo un reto para ser mejores.