La lluvia aguó ayer el día grande de las fiestas de San Fernando y dejó sin brillo la jornada más multitudinaria por tradición. Atracciones vacías, casetas a medio gas y con goteras y calles desiertas convirtieron el recinto ferial desde media tarde en un ir y venir de público con paraguas para resguardarse del agua.

Aunque la lluvia dio un respiro al atardecer, la feria se quedó con las ganas de vivir con mayor intensidad el sábado. Ni rastro de los apretones de los años anteriores para entrar en las casetas y menos, muchos menos ingresos para los feriantes a causa de la crisis económica y el mal tiempo. "Ha sido la peor feria en muchos años", reconocía ayer María Alvarez, una vendedora de helados de Miajadas que lleva más de 30 años viniendo a Cáceres. Sus hijos, con atracciones abiertas, también dan fe de ello.

Y es que la combinación de ambos factores se ha dejado notar en las cajas de los hosteleros, que reconocen sin tapujos que el público está gastando menos que nunca. "Si se para la construcción, se para el resto", aseguraba a este diario Julián Criado, veterano constructor cacereño ayer por la tarde en una de las calles del recinto.

La lluvia también volvió a evidenciar que el recinto necesita mejoras. Al lodazal de las traseras de casetas y atracciones se unieron también grandes charcos, en una prueba palpable de que el ferial no está preparado cuando el agua cae con fuerza.

Pero no todo fue negativo. Contra la lluvia, muchas ganas de juerga en los que buscaron refugio en las casetas, de cañas desde el mediodía. De nuevo la feria volvió a mojarse. Y es que el 2008 trae precipitaciones cada vez que Cáceres disfruta de un gran acontecimiento. Hoy, con menos probabilidades --solo el 35% según Meteorología-- llegará el cierre a la fiesta.