Un barrio muy tradicional que valora por encima de todo la familia --pareja, hijos, abuelos...-- y el trabajo. Así se desprende de la encuesta no científica realizada por la parroquia de San Eugenio entre las gentes de Aldea Moret, en la que más de 200 unidades familiares han desvelado cómo compatibilizan la vida laboral con la atención de sus hogares, y los principales problemas que encuentran a diario en este encaje de bolillos . El estudio ha sido realizado con motivo de las IV Jornadas de Pastoral Social organizadas por la parroquia, este año bajo el título Familia sí o no .

Los datos estadísticos ya son de por sí bastante llamativos. Una gran mayoría, el 70% de las familias de la barriada. que han colaborado voluntariamente con la encuesta, afirmaron estar casadas por la iglesia y apenas un 10% por el procedimiento civil. El 15% dijo estar conviviendo en pareja sin más vínculos, un 3% confesó que se había separado de su cónyuge y un 1% que ya había firmado el divorcio. No se registró ninguna pareja del mismo sexo.

"Es una encuesta simbólica, testimonial, que no puede tomarse con estricto rigor científico, pero sí dibuja el perfil de la población del barrio", explica Miguel Angel González, uno de los párrocos de Aldea Moret. Este mismo estudio revela que la mayoría de los vecinos, un 62%, no encuentran especiales obstáculos a la hora de compatibilizar empleo y familia, pero un 38% sí reconocen que las condiciones actuales del trabajo dificultan en mayor o menor grado la vida en casa.

Lo peor, según estas personas, son los horarios laborales incompatibles con el colegio de los hijos; el hecho de trabajar los dos miembros de la pareja con el consiguiente recorte de tiempo para estar juntos; el empleo por horas, aquí y allá, que dificulta estar a tiempo cuando los hijos lo necesitan; "o también la distancia entre los puestos laborales de la mayoría y el barrio, así como la necesidad de algunas familias de trabajar muchas horas para llegar a fin de mes...", detalla el párroco.

Sin los abuelos...

Pese a todo, las familias dedican la mayor parte del tiempo que les deja su empleo a atender a sus hijos lo mejor posible, y echan de menos más ratos libres para disfrutar de éstos y de su pareja (creen que la incompatibilidad de los horarios de ambos puede mermar la relación). Además, reconocen que deben tirar de los abuelos más de lo que realmente quisieran para poder atender todos los frentes del día a día, y que sin ellos y su ayuda nada hubiera podido ser igual.