Qué balance hace de estos seis años al frente de la Subdelegación del Gobierno?

--Espero haber acertado más veces de las que me he equivocado. No tengo conciencia de haber perjudicado a nadie conscientemente. Llevo seis años y medio y si lo hubiera hecho mal, probablemente me hubieran cesado.

¿Cómo cree que ha evolucionado el papel de los gobernadores civiles?

--Si nos remontamos a la época de la dictadura, efectivamente, la evolución ha sido mucha porque el gobernador era prácticamente el amo de la provincia, entre otras cosas elegía y cesaba a los alcaldes. Pero creo que no es una figura a extinguir porque siempre será necesaria una representación del gobierno en cada provincia y ejerce una función fundamental: el mantenimiento del orden público y la seguridad ciudadana.

¿Cómo ha llevado su familia su trabajo?

--Muy bien, como las familias de todos los políticos, resignada a estar poco en casa y preocupada por los viajes. En ese sentido, mi mujer está muy sensibilizada. Perdimos un hijo en la carretera.

¿Qué hará al jubilarse?

--Al principio echaré de menos mi trabajo, el contacto con la gente, con la vida activa... Pero nunca me he aburrido. Se puede colaborar con una ONG, con mi partido y, sobre todo, descansar.

¿Ha sentido miedo?

--No. Si lo hubiera sentido me habría ido a casa.

En alguna ocasión ha valorado como insuficiente la dotación policial...

--Es cierto. Pero los planes del Gobierno pasan por crear 20.000 plazas en los próximos cuatro años. Entonces estaremos en el ideal de la plantilla.

¿Qué opinión le merece la movida y el botellón ?

--La movida está ya regularizada. Se cumplen los horarios, se han cambiado licencias y los hosteleros están colaborando. Pero el problema es el botellón . Creo que la ley antibotellón que saque la Junta prohibiendo beber a menos de 125 metros de cualquier zona habitable será positiva. Todos sabemos las miles de personas que hay en la calle, aparte de la degradación que supone para la ciudad antigua. Estoy a favor de que la gente se divierta, no es malo tomarse unas copas con los amigos, pero siempre que no se moleste a nadie. El problema es cómo se compagina el descanso con la diversión. ¿Cómo se echa a esa gente de la plaza? Ahora no hay manera, ni procedimiento legal ni material. No se puede entrar con un regimiento, pegando palos. Con la nueva ley no se dejará entrar en la plaza Mayor, habrá una ley que lo impida.

Hable de la situación que atraviesa Aldea Moret.

--Es un caso especial porque tiene muchas paradojas y muchas contradicciones. No le echo la culpa a la Junta, pero el origen de esto es la cantidad de viviendas que se hicieron allí y en las que se metió gente de mal vivir y que no es muy sociable.

No vivirá la inauguración de la nueva comandancia...

--La nueva comandancia y el arreglo del edificio Múltiples son mis dos grandes satisfacciones.

¿Y qué opina de que los guardias civiles gays vivan con sus parejas en los cuarteles?

--No tengo nada en contra de la homosexualidad porque tienen derecho a vivir con sus parejas de hecho.

¿Cómo ha sido su relación con los tres comisarios y los dos tenientes coronel que ha conocido?

--Nos hemos entendido siempre muy bien y han sido grandes colaboradores.

¿Espera el cierre de la central nuclear de Almaraz?

--Jamás se ha demostrado que Almaraz haya contaminado. Hay obreros que están trabajando desde el principio. No hay un medio alternativo para acabar con las centrales nucleares. No admite comparación Almaraz con Chernobyl porque aquello era una chapuza y aquí no pasará lo que pasó allí. Es imposible que explote o que haya un atentado, ni aunque chocara un avión contra esa cúpula.

¿Cuál es el futuro extremeño sin el PER, ahora Aepsa?

--Hay que darle el PER a quien debe cobrarlo. Eso es lo que se trata de evitar. Hay gente que en su vida ha trabajado en el campo y que está cobrando un dinero. Lo que sucede es que enseguida se monta el escándalo porque la gente está acostumbrada a no pegar golpe.