Cándido Cerro y Julia Hernández, ambos pensionistas, residen en Aldea Moret desde hace 24 años. No tienen nietos, pero aseguran hay "muchísimos niños en esta barriada, y también en las viviendas junto a la vía del tren". Por eso no comprenden que la línea férrea siga completamente accesible, abierta, "sin protección", a pocos metros de algunas casas y bloques, "y en general cerca de todo el barrio". Consideran que la zona necesita "más seguridad" en éste y otros aspectos, y recuerdan que el cuartelillo de la policía "lleva años cerrado".