La primera gran obra del presupuesto del ayuntamiento del 2008 que se acomete es la reforma de la estación depuradora para mejorar la calidad del agua. Está en fase de presentación de las ofertas. Es la primera porque a partir del 1 de enero varían los límites legales. Ahora se permite hasta un máximo de 150 microgramos de trihalometanos por litro. Desde el 1 de enero serán 100, nivel que se supera con frecuencia en los análisis del agua de Cáceres. En el pliego del concurso convocado por el ayuntamiento se propone el uso de ozono para poder reducir los trihalometanos. Es la opción que se elige, pero el concurso está abierto a que las empresas especializadas que se presenten den otras alternativas.

Los trihalometanos son sustancias químicas que surgen en el agua al tratarla en la estación potabilizadora y aparecen como consecuencia de la reacción de la materia orgánica que tiene el agua bruta (sin tratar) al entrar en contacto con el cloro utilizado para su depuración. El límite de 100 microgramos/litro es un parámetro que se establece en el real decreto que regula los criterios sanitarios para garantizar la calidad del agua. El nivel de los trihalometanos en el agua ha estado en los últimos meses entre los 100 y 150 microgramos/litro en bastantes análisis. Si el 1 de enero se sigue igual se pondrían en duda las condiciones sanitarias del agua del grifo, razón de la importancia de esta obra, que está con unos plazos justos para que pueda estar en enero.

El agua que ahora se bebe en Cáceres tiene un pretratamiento (preoxidación) para eliminar residuos y materias orgánicas que tenga el agua del Guadiloba. En la planta depuradora se está utilizando ahora cloro gas y se adiciona permanganato potásico en la impulsión desde el Guadiloba.

Es en esta fase del tratamiento donde principalmente se pretende actuar. En el pliego, redactado por el ingeniero adjunto a los servicios de inspección del ayuntamiento, se recuerda que existen tres posibilidades: el uso de permanganato potásico, ozono y dióxido de cloro. Se desestima el primero y se decanta por el ozono frente al dióxido. La elección del ozono se basa en varios análisis. El primero es que el dióxido produce subproductos, como el clorito sódico, sobre los que la legislación obliga a realizar un seguimiento para confirmar que el proceso se hace con todas las garantías. El segundo es que el ozono, aunque fuese menos estable que otros compuestos, es el mejor biocida para neutralizar una acción de cualquier microorganismo considerado nocivo. Y el tercero es que el ozono es el desinfectante más efectivo para suprimir microorganismos causantes de posibles infecciones (vómitos y diarrea) al consumir agua.

LO QUE QUEDA La convocatoria del concurso se publicó el 18 de abril y hay un plazo de 26 días para la presentación de ofertas. Es un concurso de proyecto y obra, con un plazo de un mes para hacer el primero y de seis para la segunda. Aunque en el pliego se apuesta por el ozono, el concurso está abierto a otras posibles soluciones. El presupuesto es de 665.000 euros. Es un dinero que en el caso de que se necesitase una mayor inversión se destinaría a una primera fase que al menos garantizase que el 1 de enero se cumple con el límite legal. Otra cuestión que se plantea en el pliego es la presentación de un plan de explotación con los costes por metro cúbico tratado, un coste que puede tener incidencia en lo que paga el usuario, ya que éstos se revierten en la tasa.