La tremolación del pendón de San Jorge desde el balcón del ayuntamiento puso ayer punto y final a las fiestas patronales de la ciudad, que este año han tenido una significación especial al coincidir con la conmemoración del centenario de la declaración de la Virgen de la Montaña como copatrona de la ciudad.

Los actos oficiales y la fiesta local no laborable, que se celebra el 23 de abril, se retrasaron este año un día al caer la festividad en domingo. A pesar de ello, pocos cacereños asistieron a la tradicional procesión cívica que realizan los miembros de la corporación municipal. Sólo la presencia de la Virgen en la concatedral de Santa María aportó algo de afluencia a estos actos.

SANTOS CONTRA DRAGONES En la concatedral y ante la patrona, que lucía un manto verde esmeralda, el obispo Ciriaco Benavente ofició la misa en honor de San Jorge. La máxima autoridad eclesiástica de la ciudad recordó la biografía del patrón teñida de leyenda popular e invocó su figura como "necesaria" para el mundo contemporáneo amenazado, a su juicio, "por otros dragones" que ponen en peligro "la convivencia y la paz".

Al término del acto religioso, las autoridades enfilaron de nuevo el camino de regreso a la casa consistorial. Este simbólico desfile de la corporación municipal, en el que se estrenó la edil socialista Marcelina Elviro y al que no asistió el representante de IU, Santiago Pavón, fue implantado en 1937. Desde entonces, hace ya 69 años, el concejal de menor edad, en este caso y en los últimos 6 años el edil del PP Javier Castellano, porta el pendón de San Jorge --una réplica del estandarte militar del siglo XIII que simboliza la reconquista de Cáceres--. Después, lo hace tremolar desde el balcón del ayuntamiento al ritmo de la banda municipal. La tradición se cumplió también ayer sin novedad.

Los actos concluyeron con un "sencillo" y "entrañable" homenaje, en palabras del alcalde, a los trabajadores municipales jubilados en el año. Fueron siete --en la foto, de derecha a izquierda--: Esteban de la Osa (bombero), José Sánchez (oficial albañil), Antonio Laso (conductor bombero), Juan Manzano (mecánico conductor), Carlos Falcón (matarife), Luis Jiménez (oficial de mantenimiento) y Pedro Pérez Sandoval (aparejador).

El alcalde, José María Saponi, felicitó tanto a estos empleados como a los que durante estos días se han esforzado para que la ciudad "esté a punto". En este sentido, destacó la profesionalidad de los empleados públicos que "entienden el trabajo como un servicio".

Saponi concluyó instando a los siete extrabajadores municipales a disfrutar del tiempo que ahora disponen tras su jubilación, algo que daban por seguro los homenajeados. Luis Jiménez, por lo menos. Este electricista, se mostró decidido a disfrutar de su nieta de 18 meses aunque se despedía de sus viejos compañeros con un "nos veremos por aquí". "No tengo pena --declaraba a este diario--, llevo desde los 12 años trabajando y me voy con el deber cumplido".