El sistema de los fotorrojos cuenta con dos cámaras. Una de ellas es de infrarrojos, que facilita la lectura e identificación de la matrícula. La otra es la que toma la fotografía que servirá como prueba de la infracción. El sistema, que se activa dos segundos después de que el semáforo se haya tornado en rojo, se completa con un pc para que, de forma paralela a la detección y captura de los vehículos, se envíen por fibra óptica los registros almacenados al centro de control de tráfico (ubicado en la jefatura de la policía local), desde donde se tramitarán los expedientes de sanción a los infractores. El sistema no está preparado para medir la velocidad a la que circulan los vehículos.