El pasado jueves 15 se celebró el Día Internacional del Niño con Cáncer. Muchos de estos menores sufren leucemia, una enfermedad que puede curarse con un trasplante de médula ósea. Encarna Suero, una de las voluntarias en Cáceres de la Asociación de Donantes de Médula Ósea, Admo, quiere «bombardear» a la ciudadanía con esta información. Esta mujer menuda ha sido durante más de veinte años la presidenta de la Casa de Extremadura en Cádiz. De vuelta a su tierra, quiere aprovechar las muchas energías que le quedan, tras décadas de trabajo en Andalucía, para ayudar a los demás. Gracias a personas como Encarna y su amiga y compañera en Admo, Basi Borrego, la cifra de donantes de médula ósea ha aumentado en la región en 2017 un 27% con respeto a 2016.

Ellas difunden en qué consiste la donación, quién puede ser donante, eliminan mitos y, sobre todo, buscan incrementar el número de ciudadanos solidarios dispuestos a donar. Para ello, han solicitado al ayuntamiento cacereño un local, «nos lo prometieron y nos lo han dado, pero en la calle Rodríguez Moñino, al final de la avenida Cervantes», cuenta Basi Borrego. «Necesitamos algo más céntrico, un sitio de paso», explica Encarna Suero, «no necesitamos un salón de baile, sólo una sede donde por lo menos dar información», añade.

Ahora mismo, sólo son ellas las voluntarias activas de Admo en la capital cacereña, hay dos o tres personas más, «chicas jóvenes que, claro, tendrán menos tiempo», apunta Basi Borrego, y no pueden participar activamente. La cifra choca con la de Badajoz, donde sólo en la ciudad hay más de cien voluntarios.

Sin un local accesible a la mayor parte de la ciudadanía, consideran Borrego y Suero, la asociación no podrá hacer llegar con facilidad el mensaje que quiere transmitir, que no es otro que la necesidad de captar voluntarios y donantes de médula ósea. Y así se lo van a transmitir al concejal de Participación Ciudadana, Víctor Bazo. Tenían previsto una reunión con él esta semana, pero su secretaria les avisó de que no podría atenderlas y el encuentro se ha pospuesto.

El objetivo fundamental de Admo en Cáceres es ése, conseguir un local, «yo creo que es lo más necesario», dice Basi Borrego. Opina que así se conseguirán los otros objetivos: captar voluntarios y «bombardear», como decía Encarna, a la sociedad cacereña con la importancia de este tipo de donaciones, «porque hay poca información y, además, mala», concluye.

Ambas insisten en el desconocimiento de la mayor parte de la población en lo referente a la donación de médula ósea, «se creen que te van a pinchar en la médula espinal y no es así», argumenta Basi Borrego, «es sólo una punción en la cadera, porque lo que se necesita es el tuétano, lo que está dentro del hueso».

Basi Borrego es el alma de Admo en la capital cacereña. Una mujer muy activa, participa en varias asociaciones y colectivos, se volcó en la donación de médula ósea a raíz del caso de su sobrinonieto, un niño con seis años que desde hace más de dos padece leucemia. «El 22 de este mes es el día H», cuenta Basi, porque al crío le hacen un trasplante de médula ósea de un donante procedentede Alemania.

Porque esto de es las cosas más llamativas de este tipo de donaciones, casi cualquiera puede salvar la vida de una persona en cualquier lugar del mundo, porque los datos del donante se guardarán en un archivo mundial disponible para todo aquel que lo necesite.

Es tan fácil y sencillo, que parece inexplicable que la asociación cuente con tan poco apoyo en la ciudad, «yo hago un llamamiento a las personas de Cáceres que tengan tiempo libre y voluntad de hacer algo por los demás, aquí estamos para que vengan, les informamos y que se hagan voluntarios porque necesitamos personas», exclama Encarna Suero, «porque sólo estamos nosotras y nuestra voluntad». También quiere apelar a las instituciones, para que las apoyen.

Una vez consigan estos objetivos, Basi ya piensa en los siguientes, que pasan por la «formación de formadores», para que éstos enseñen en institutos, Universidad, Centros de Profesores y conseguir así concienciar a más personas e incrementar el número de donantes. Éstos alcanzaron una cifra record en 2017 en Extremadura, 9.100 personas; sin embargo, Basi insiste en que «cuanta más gente, más posibilidades de que un enfermo encuentre un donante compatible». Su sobrinonieto es un ejemplo, ha estado más de dos años esperando a esa persona que, en este caso en Alemania, coincide con su perfil y le puede hacer la donación, «nadie de la familia era compatible», cuenta Basi con un tono de desesperación por la larga espera.

Estas dos cacereñas son un ejemplo de dedicación y trabajo altruista, cuya única recompensa es saber que algún enfermo, encualquier parte del mundo, puede encontrar un donante compatible que le salve la vida.