Manuel ‘Nel’ Álvarez tiene cinco vespas. «Hay a quien le gusta el fútbol, a mí me gustan las motos», se escuda cuando argumenta de dónde nace su afición. Lo cierto es que ayer Nel no era el único con una colección de las míticas motocicletas. Lucían en la plaza desde el ejemplar más antiguo con casi sesenta años hasta los modelos más nuevos, relucientes, sin apenas rasguños y con colores que encendían las pupilas. Nel hacía ostentación de su ‘joya’ al igual que el resto de los asistentes. Él es el responsable de Vespcanallas, un colectivo de aficionados a la marca que se creó en 2015 y que ayer inauguró su primera concentración.

Algo más de un centenar de aficionados a las motos se congregaron frente a la torre Bujaco antes de partir a una ruta que hizo parada en Navas del Madroño y en Arroyo de la luz. De Don Benito, de Almendralejo -Vespaclub Tierra de Barros-, de Santander e incluso de Portugal había representación ayer. Ya provengan de cualquier parte del país o incluso de más allá de la frontera lusa, todos comparten un interés común. «Nos gusta la velocidad con moderación», concluyó entre risas uno de los participantes. El ambiente «sano» y la convivencia les empujó a no perderse la cita de los compañeros. Los pilotos regresaron a la capital cacereña a alrededor de media tarde. Tras el recorrido de vuelta, un sorteo de regalos y la entrega de premios puso fin a la primera concentración cacereña del colectivo. Nel espera muchas más.