Unas 1.500 personas compraron entradas para acudir anoche a la segunda jornada de conciertos del I Cáceres Dance Music Festival , cifra que la organización consideró "optimista" al tratarse de la primera experiencia en la capital cacereña. Al cierre de esta edición comenzaron los conciertos, que tenían previsto prolongarse desde las diez de la noche hasta las cuatro de la madrugada, con Rakel Winchester como estrella del cartel (ofreció a los cacereños su directo de El marío de la cannisera ). El público no pudo acceder al hípico hasta la hora de la primera actuación, ya que una avería retrasó la llegada de esta cordobesa provocadora, y por tanto el programa.

Agustín Nieto, propietario de la sala Belle Epoque y organizador del festival en colaboración con el ayuntamiento, estaba ayer visiblemente satisfecho. "La noche del viernes fue rodada. La producción salió a pedir de boca, hubo un millar de personas con muchas ganas de música y se creó un buen ambiente", explicó. Los más jóvenes corearon todas las canciones de Triple XXX en la primera actuación del festival, y el grupo cacereño Niños de los Ojos Rojos sorprendió con referencias bosnias, hip-hop y rap. Los disc-jockeys y Kio & Koe Dub dejaron al público con más ganas de música cuando se acabó el programa del viernes. "Y lo más importante: había menos gente en el botellón exterior que en el hípico. Hemos ganado por un día", subrayó Nieto.

DISPOSITIVO A las diez de la noche de ayer ya estaba de nuevo todo listo: el puesto de comidas del mundo preparaba kebab turco y sandwiches vegetarianos al estilo mejicano, mientras la barra del hípico comenzaba a dispensar litros de cerveza y de latino (vino con limón) a cuatro euros. Cruz Roja, Ara y la policía ocuparon sus puestos. Volvieron a verse las gorras raperas y los pantalones por los suelos.

Los 40.000 watios de luz y 15.000 de sonido animaron de nuevo el ambiente durante el primer concierto, a cargo de los placentinos Breack, que ofrecieron una música alejada de cualquier estereotipo con raíces de rap y reggae. Le siguió Ugo DJ, y tras él estaba prevista la aparición en el escenario de Rakel Winchester a medianoche. La cordobesa y su banda llegaron con su primer disco, ¡Vale!, Montoya no soy... , que se vende con rapidez pese a la censura de las radio fórmulas, según explicó la cantante en una entrevista concedida el jueves a este diario.

El programa seguía a continuación con el grupo Gnómadas, de música electrónica, tribal y andalusí; Federico DJ, uno de disc-jockey más conocidos del momento; y el conjunto pacense Sinestesia, que crea la música en directo con toques ácidos.