La vida de Benjamín Solado gira en torno a la asociación de graffitis Urban Art, de la que es presidente, tiene 27 años y lleva desde los 15 pintando. Para él los graffitis son una cultura, una forma de expresar sus sentimientos. Por ejemplo, el último que ha pintado "significa el amor entre mi chica y yo, es una mujer lanzando mariposas. Todos los murales los hacemos con un fin". Pero también existe una parte negativa: los comerciantes cacereños están hartos de las pintadas en sus fachadas, piden sanciones más duras y más vigilancia.

La asociación se creó hace dos años, con el objetivo de que todas las personas conozcan el mundo del graffiti. Solado se manifiesta en contra de los daños en el patrimonio de los comerciantes y particulares que provocan algunos aficionados. "Queremos incentivar a los muchachos en lo que es el verdadero graffiti, nosotros estamos en contra de cualquier actividad que signifique guarrear las fachadas de las casas".

Para la asociación, el graffiti es una cultura que no está reconocida en Cáceres, "es una manera de pasar el tiempo diferente a las demás, una forma de expresión que no está reconocida en nuestra ciudad".

Más sitios para pintar

Solado denuncia las trabas que el ayuntamiento cacereño les pone."Acabamos de presentar un proyecto de doce muros, y sólo nos han dado uno, porque el de Giner de los Ríos ya lo teníamos, además presentamos a la Concejalía de Juventud dos exhibiciones de 2.100 euros cada una y sólo nos han dado 1.000. Lo único que pedimos es que nos faciliten muros en la ciudad y que nos permitan exhibir nuestro arte". Para Benjamín el graffiti es su mundo.

Pedro Rosado, secretario de la asociación de empresarios de comercio de Cáceres (Aeca), tampoco se pronuncia en contra de esta afición, pero sí de aquéllos que realizan pintadas en edificios públicos o privados. "Respetamos y admiramos el arte que se puede hacer con los aerosoles, y para eso hay lugares habilitados. Lo que no toleramos es que se pinten las fachadas", explica Rosado.

El secretario de Aeca asegura que las pérdidas económicas que tienen los comerciantes debido a las pintadas son "muy elevadas ". "La mayoría de los edificios de Cáceres se ven afectados por este tipo de actividad ilegal. Desde Aeca lo que pedimos es que caiga el peso de la ley sobre quienes se dedican a destrozar locales".

Los comerciantes de la calle Pintores aseguran que no están en contra de los graffitis que se realizan en muros habilitados para ello, pero sí de aquellas pintadas que les provocan grandes pérdidas, "lo que más caro sale es cambiar el cristal cuando lo pintan con ácido. El último presupuesto que tuvimos alcanzó aproximadamente los 3.000 euros", afirma Remedio Canales, dependienta de una de las tienda de Pintores.

El ayuntamiento cacereño cuenta con una ordenanza municipal, que está en tramitación para su entrada en vigor, que prohibe la realización de graffitis o pintadas en zonas públicas y privadas. Realizar esta actividad será considerada una infracción muy grave y la multa puede ascender a los 3.000 euros.