Se fundó en un abrazo con sus compañeros del equipo de gobierno y su teléfono móvil no paró de sonar. José Joaquín Rumbo de la Montaña (Cáceres, 28-6-1951) vivió ayer el que sin duda fue el día más feliz de su trayectoria política cuando conoció por su abogado, Juan José Flores, que la Audiencia le absolvía de un delito de prevaricación. Aunque siempre insistió en su inocencia, lo cierto es que Joaquín Rumbo ha vivido los últimos meses con especial preocupación, confiando en el buen hacer de la justicia y esperando no tener que abandonar el ayuntamiento. Y es que la política, un trabajo que le apasiona, comenzó a dar a Rumbo los primeros sinsabores en el año 2002, cuando se desencadenaron los problemas con la sede vecinal de Aldea Moret.

Pero si de algo le ha valido esta experiencia al concejal --es uno de los más populares del equipo de gobierno de José María Saponi-- ha sido el aprender que, a partir de ahora, deberá actuar con menos inocencia, aunque en ocasiones ésta haya sido una de sus principales bazas para conectar políticamente con los cacereños.

Cercanía

Su paso por el movimiento vecinal --fue presidente de la Asociación de Vecinos Zona Centro de Cáceres durante más de 10 años-- y su experiencia con los tribunales han servido, indudablemente, para curtir definitivamente a Joaquín Rumbo, uno de los pocos concejales de Saponi que siempre tiene su despacho abierto y al que le gusta atender de forma directa los problemas de la gente.

Rumbo también ha demostrado en estos meses una gran templanza, porque no es fácil dirigir la concejalía de Obras --una de las que mayor desgaste provoca en un político-- pensando en si el fallo judicial sería o no desfavorable. Pero Rumbo tiene con Saponi la similitud de que ambos saben llegar a la gente y ganan en las distancias cortas, en el cara a cara. Por eso ayer el alcalde estaba satisfecho y por eso Rumbo ha recibido tantos mensajes de aliento.

Casado y padre de tres hijos, José Joaquín Rumbo nació en la calle Nidos, muy cerca de la plaza Mayor, un barrio en el que continúa viviendo y que siempre, desde su puesto como concejal, ha tratado de mimar y mejorar: ha fomentado la creación de zonas peatonales, ha apoyado la construcción del párquing de Galarza, ha colaborado para que el botellón desaparezca de la zona centro...

Maestro y funcionario de la Junta de Extremadura desde el año 1976 (se encargaba de la administración del Laboratorio Agrario), Joaquín Rumbo comenzó en política en plena transición y fue en la ya desaparecida Acción Liberal. En 1995 José María Saponi le llamó y le hizo concejal de Participación Ciudadana en su primera legislatura. Desde entonces Rumbo ha estado con el alcalde y desde ayer seguirá estando con la puerta de su despacho abierta en el ayuntamiento. "Estaba convencido y seguro de que las cosas iban a terminar como lo han hecho hoy", dijo ayer este concejal de Obras que no dejará el tajo.