Cansado de que la empresa responsable de las residencias de ancianos de las que era proveedor de los productos de limpieza no le pagara lo que le adeudaba --unos 12.000 euros--, José S. G. se presentó en las oficinas de la empresa en Cáceres provisto de un hacha con el que destrozó todo lo que encontró a su paso.

Con esta actuación, que tuvo lugar sobre las 12.15 horas del 22 de mayo del 2009, no logró su objetivo, motivo por el que cuatro días después, acompañado en esta ocasión por su hijo, que también ha sido condenado, acudió de nuevo a la oficina y al no encontrar en ella al gerente, se desplazaron hasta su domicilio, en Arroyo de la Luz.

Ya en él, cubiertos por pasamontañas y portando sendas pistolas, una detonadora y otra de aire comprimido, rebuscaron por los cajones al tiempo que José S. G. decía: "Mis hijos no van a pasar hambre porque este hombre no me pague los 24.000 euros que me debe..., si no me los paga quemo la casa, el coche y lo que haga falta".

Los acusados, que se marcharon llevándose un ordenador, fueron interceptados en el kilómetro 56 de la Ex 206, interceptando los agentes en el interior de su vehículo las dos pistolas simuladas, cuatro bates de béisbol, una cizalla, unas navajas, varios metros de cuerda, unos prismáticos y dos ordenadores portátiles.

LAS CONDENAS Por estos hechos, el Juzgado de lo Penal número 2 ha declarado a José S. G. y a su hijo José S. R. autores de un delito de realización arbitraria del propio derecho en concurso con un delito de allanamiento de morada, con la circunstancia agravante de disfraz, por los que impone a cada uno de ellos una condena de 20 meses de prisión.

A José S. G. le declara asimismo autor de una falta de daños, por la que le impone una pena de 20 días de multa con cuota diaria de seis euros. Además tendrá que indemnizar por los daños causados a la empresa objeto de sus destrozos.