El negocio de la venta ambulante en el mercado franco no es ajeno a la situación de crisis económica. Aunque a algunos comerciantes les afecta en mayor o menor medida, lo que está claro es que sus negocios han reducido beneficios tras la subida de precios de las materias primas y el petróleo. Los vendedores se ven obligados a establecer sus precios con un margen más bajo para que la demanda, también en horas bajas, no se reduzca demasiado.

El ciclo económico negativo se presenta de diferente manera en unos puestos de venta que en otros, pero no depende del sector de venta. Por ejemplo, el dependiente de una tienda de embutidos asegura que la demanda de sus productos ha descendido en más de un 60%. El hecho de ser un negocio familiar y el no tener que contratar empleados es lo que mantiene su negocio a flote, según explica a este diario. Por otra parte, en otro puesto de alimentación con productos similares, la situación se vive de otra forma: su propietario asegura que no ha llegado a bajar los precios de sus productos a pesar del incremento del coste de la gasolina, y que la crisis se puede superar con mucho trabajo.

LOS CLIENTES A pesar del descenso de la demanda, muchos de los clientes que se acercan al mercado franco comienzan a visitarlo más por necesidad que por simple capricho. Las frutas, verduras y otros productos de alimentación son los más demandados por su bajo precio y calidad con respecto a los de los grandes supermercados.

En el sector textil la caída de clientes es más pronunciada que en el alimentario, pero se asocia más a la importación de productos procedentes de China que a la situación económica. Un vendedor afirmó que "esos productos son como una peste que afecta a los que venden productos españoles". Y es que la situación de dominio de la manufactura asiática se viene haciendo cada vez más patente desde hace aproximadamente dos años, como indica otro comerciante.