A Cristina, una estudiante cacereña de Biología, no le gusta salir en la prensa. Hace seis años que padece una enfermedad rara, denominada hemoglobinuria paroxística nocturna, que provoca que su médula no funcione y destruya los glóbulos rojos. Pero su madre, María Dolores Montero, no se da por vencida. Ha decidido plantarle cara y luchar para que la calidad de vida de su hija de 21 años sea mejor en el futuro.

Desde hace dos años, Cristina viaja cada mes al hospital de La Paz en Madrid para servir como laboratorio de pruebas para un nuevo medicamento, implantado ya en Estados Unidos, con el que sube la calidad de vida de los enfermos. Pero la sanidad pública no lo tiene aún en su catálogo, asegura la madre, que ya ha contactado con el Ministerio de Sanidad para que le confirme si va a ponerlo a disposición de los pacientes con esta patología. "Me dijeron que en España estaría en dos o tres meses, aunque sería caro", explica sobre la respuesta que recibió hace un mes de este departamento. Ni siquiera, añade, los hematólogos tienen claro cuando podrán disponer del medicamento. "Solo me dicen que cuesta mucho dinero", subraya.

Ante la inquietud de que el tratamiento de Cristina finalice dentro de un año, María Dolores Montero se ha puesto en marcha y pretende constituir una asociación que agrupe a familiares y enfermos con el objetivo de dar a conocer su situación y conseguir que el medicamento, denominado Soliris, se incorpore a la sanidad pública.

Cansancio diario

Con este colectivo también pretende llegar hasta un grupo de médicos especialistas que tienen previsto reunirse en Pamplona este fin de semana. Mientras todo llegue, Cristina debe recibir transfusiones de sangre de forma periódica para evitar las anemias severas que ocasiona su enfermedad. El cansancio se ha convertido desde entonces en compañero diario.

Pero aunque María Dolores Montero reconoce que "en casa se nota que hay una enfermedad", no ha perdido la esperanza de que su hija sea más feliz. Solo por eso la vida de una madre habrá merecido la pena.