Cruz Roja hizo posible ayer que más de 30 usuarios pudiesen visitar a la Virgen de la Montaña, a través del programa de Ayuda a Domicilio Complementaria.

A las doce de la mañana, seis coches de la organización accedieron a la ciudad monumental. Los voluntarios ayudaron, uno a uno, a todos los usuarios, que fueron entrando en la concatedral de Santa María para admirar, durante toda la misa solemne, a la patrona, un deseo que motivó a Cruz Roja para conseguirlo.

La iniciativa se realizó por primera vez el año pasado y gustó tanto que decidieron volver a repetirla. "Muchos lloraron al verla, porque llevaban más de diez años sin venir", afirmó Teresa Morientes, responsable del programa. "Además, elegimos esta fecha sin darnos cuenta de que también era el día del patrón", declaró.

José María González colabora con la organización desde hace seis meses y para él es "un gozo" ver como ellos están felices, porque "al fin y al cabo, necesitan compañía". Para él y para el resto de voluntarios, que ayudan a los demás desinteresadamente, es una satisfacción. "No necesitamos nada más, ellos nos lo pagan con su amor", declaró González.

Tras la eucaristía, todos regresaron un poco más "realizados" a sus hogares.