Vivió los valores de la Guardia Civil desde pequeña. Su abuelo y su padre ejercieron en este cuerpo y ella siguió la saga familiar. Llegó a Cáceres hace cuatro años para asumir el puesto de jefe de personal y apoyo y después de operaciones. Actualmente ejerce de jefa interina de la comandancia, en sustitución al teniente coronel, Laureano Martín. Dice que su familia está muy cómoda en Cáceres, donde le gustaría continuar. «Es una ciudad que te acoge muy bien, con una calidad de vida y donde el trabajo es para disfrutarlo», señala. Hoy se convertirá en la primera mujer en España que presida el acto del día de la patrona del cuerpo en sus más de 173 años de historia. Es una responsabilidad, pero no está nerviosa.

-¿Cómo se siente?

--Con mucho orgullo y con mucha satisfacción de poder representar ese papel en una institución como es la Guardia Civil.

-¿Cómo se trabaja en un mundo que siempre ha sido de hombres?

-Todavía el porcentaje de mujeres no es muy elevado, pero nosotras lo vivimos con total naturalidad. La Guardia Civil y sus guardias civiles siempre han destacado por adaptarse a la sociedad y a todos los cambios que se produjeran en ella. Con la incorporación de la mujer al mercado laboral ha pasado exactamente lo mismo.

-¿Se ha encontrado con algún impedimento?

-No, aquí las mujeres podemos acceder a los mismos puestos de trabajo que puede acceder cualquier hombre, no hay limitación de ningún tipo. Sí que es verdad que determinados puestos directivos a los que hasta ahora no hemos tenido acceso ha sido por la propia organización de la Guardia Civil, se necesita tiempo para la adquisición de determinados empleos. Pero podemos ocuparlos igual que cualquier hombre.

-¿Existe diferencia salarial?

-Aquí cobramos exactamente lo mismo que un hombre. Nuestros sueldos y complementos están publicados y no hay distinción.

-Ha nacido en una familia muy relacionada con el cuerpo…

-Mi padre y mi abuelo ya fueron guardias civiles. Decidí dedicarme a esto porque siempre lo he vivido y nunca me planteé otra cosa. Lo complicado hubiera sido que, si no hubiera aprobado para ser guardia civil, no sé qué habría hecho.

-Entró en la Guardia Civil en el año 97, ¿había más compañeras en su promoción?

-Era la única de la promoción, pero poco a poco ese número ha aumentado.

-¿Se sintió una extraña?

- Es verdad que a veces vives situaciones un poco raras pero aprendes a tomártelas con filosofía. No había cuarto de baño para mujeres y siempre teníamos que ir acompañadas para que otra se quedara en la puerta y que no entrara nadie. Y en las camaretas siempre nos situaban en un lugar alejado del de los hombres.

-Seguimos siendo la provincia con menor índice de delincuencia, ¿cómo se llega hasta ahí?

-Los índices delincuenciales bajos nos permiten dedicar el tiempo a otras cosas. Se llevan servicios muy interesantes, no solo relacionados con la seguridad pública como puede ser cocaína y marihuana, que es lo más habitual en Cáceres, sino también todo lo relacionado con el Seprona: maltrato animal y caza. También contamos con equipos Roca, que se dedican a temas relacionados con explotaciones agrícolas y ganaderas. Además se llevan delitos contra el patrimonio y contra las personas o investigaciones de violencia de género. Los índices delincuenciales no son altos, pero son muy diversos.

-Una de las principales demandas ha sido siempre la necesidad de mejora de los acuartelamientos…

-Cáceres es una provincia muy extensa, tenemos 74 acuartelamientos e intentamos mantenerlos en las mejores condiciones posibles, pero la verdad es que el dinero del que disponemos llega hasta un límite.

-Se han enviado guardias civiles desde Cáceres a Cataluña, ¿qué les diría?

-Intentamos transmitirles nuestro apoyo desde aquí, saben que estamos muy orgullosos y que mañana -por hoy- los vamos a echar mucho de menos.