TMtientras tachamos los últimos días de agosto en el calendario, miles de padres extremeños comienzan a hacer malabares para afrontar el nuevo curso. Libros, cuaderno y demás material escolar, ocupan los primeros puestos en los gastos a afrontar en este nuevo mes. Es ahora cuando muchos se alegran de haber hecho tal desembolso al comienzo del verano, y otros se lamentan de haberlo dejado para el último momento. Sin duda, la compra de todo lo necesario (o de todo lo que los colegios estiman 'necesario'), supone, en todos los casos un dispendio considerable. Independientemente de las edades que sus hijos tengan, son cientos de euros los que salen de la 'hucha familiar' y acaban trocados por lápices y manuales.

Tanto años atrás, como en estos de crisis que aún vivimos, una gran cantidad de familias es incapaz de hacer frente a tales gastos. En el mejor de los casos, se les dona el material, o se les conceden ayudas para poder ahorrarse al menos un porcentaje. En el peor de los casos, han de hacer auténticos sacrificios para poder conseguir aquello que el niño precisa, si es que llegan a conseguirlo. En una época donde el trueque y la reventa de segunda mano están a la alza, muchos padres encuentran la solución a tales desembolsos en páginas de Internet. En estos días se ofertan y demandan a precios irrisorios packs completos de libros, uniformes, e incluso equipaciones deportivas para cada centro escolar.

Pero no sólo los padres han de afrontar gastos: Mientras tachamos los últimos días de agosto en el calendario, también son cientos los profesores extremeños interinos que comienzan a hacer malabares para afrontar el nuevo curso. Leen sus nombres y destinos en listas provisionales, y comienzan a hacer cálculos aproximados de lo que les supondrá el combustible, la vivienda y demás los próximos nueve meses.

Así, la educación, a un lado y otro del pupitre, siempre conlleva unos gastos extras que los afectados estiman que bien valdrían unas rebajas. El saber no ocupa lugar, lo que ocupa es un considerable sacrificio económico. Padres, profesores, alumnos: bienvenidos a la cuesta de septiembre. Quien habló de síndrome postvacacional, indiscutiblemente tenía hijos en edad escolar.