El día de San José de 1984 quedará grabado para siempre en la memoria de las Hermanitas de los Pobres, dedicadas desde hace 130 años al cuidado de los ancianos en la capital cacereña. En aquella fecha tuvo lugar la inauguración oficial del nuevo edificio construido en el número 19 de la avenida de España donde, 25 años después, un total de 84 personas mayores reciben una atención diaria que no podrían costearse solo con sus pensiones.

Con motivo de este aniversario, la congregación francesa ha organizado una serie de actos que se desarrollarán el próximo jueves con una misa presidida por el obispo de la diócesis, Francisco Cerro, a las 11 de la mañana y la proyección de imágenes de la historia de las Hermanitas de los Pobres en Cáceres a partir de las 16 horas a cargo de Julián Fuentes, colaborador de la casa.

El primer asilo de las monjas tuvo su sede en el número 23 de la calle Caleros, ocupado por las seis hermanas fundadoras en 1879. Posteriormente se trasladaron en 1912 a Cánovas, donde se levantó un primer edificio que fue demolido a principios de los 80 para levantar el actual. Para su construcción, cuyo coste rondó los 700 millones de las antiguas pesetas, fue necesaria la venta de solares que se encontraban en la misma parcela y la ayuda económica del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social gracias a la intermediación de Faustino Muñoz, diputado cacereño en el Congreso, con el ministro Juan Rovira Tarazona.

La primera piedra del edificio actual se colocó el 30 de abril de 1982 y en su construcción se emplearon cerca de dos años. Durante aquel tiempo, los ancianos tuvieron que ser repartidos por las casas de la congregación en Madrid, Valladolid, Bilbao o Salamanca, Los trabajos sirvieron para levantar unas instalaciones adaptadas a las necesidades de un servicio que alterna en la actualidad la atención permanente con la de un centro de día.

Una labor primordial

Sor María Isabel, la religiosa portuguesa que dirige la casa desde hace casi cuatro años, destaca la importancia de la tarea que realizan a diario y los 25 años que ha cumplido la congregación en el mismo edificio: "Es una ocasión para dar gracias a Dios por la ayuda y la gratitud que hemos recibido de los cacereños". Añade que en la residencia "se acoge a ancianos con recursos económicos bajos que no podrían costearse otra residencia". El centro tiene el apoyo de voluntarios y cuenta una plantilla de más de 20 trabajadores, además de "los bienhechores que, sin ellos, no podríamos seguir adelante", asegura la hermana María Isabel, al frente de una comunidad con 15 monjas de distintas nacionalidades como Colombia, La India o España.

Pero además de los 130 años de permanencia en la ciudad, el próximo 11 de octubre tendrá lugar la canonización de la beata Juana Jugán, fundadora de la congregación. Será una fecha para celebrar igual que estos 25 años haciendo el bien a los que más lo necesitan.