En el Archivo Histórico Municipal de Cáceres existen seis documentos fechados en la villa de Cáceres entre el 7 de febrero de 1449 y el 15 de Julio de 1450, por los que dicha villa da a censo a varios vecinos una serie de casas existentes en la plaza pública.

Antes de entrar en materia felicitar al Ayuntamiento de Cáceres por haber digitalizado más del 80% de toda la documentación existente en dicho Archivo Histórico; dos mil cajas que abarcan todo tipo de documentos relacionados con la historia de Cáceres desde 1258 hasta 1950 y que se encuentran custodiados en el Palacio de la Isla. Mis felicitaciones para mi amigo Fernando, su director, y todo el personal que día a día hacen una labor profesional y de gran valor para conocer nuestro pasado.

‘El contrato de censo’, según el profesor Adolfo Ballester, otorga un marco legal a una actividad económica que puede consistir en el traspaso del derecho de uso, la venta de una propiedad o la concesión de un préstamo de dinero con interés. El marco legal creado por este tipo de contrato se caracteriza por la existencia de unas cargas reales sobre las propiedades vinculadas, generando derechos y obligaciones de larga duración a las partes.

EN ESTOS documentos el censualista es la villa de Cáceres, propietaria de dichas casas, que cobraba una pensión anual fijada en el momento del contrato y el censatario tenía asegurado los derechos de uso y disfrute de las propiedades pagando la cantidad estipulada y podía decidir la duración del contrato. Hasta 1534 el pago podía hacerse en frutos o en dinero, según se fijara, a pesar de que la legislación eclesiástica establecía que debía realizarse el pago en dinero.

Actualmente es un contrato que ya no se usa; se crearon los censos en la época medieval y perduraron en la moderna tanto en Europa como en América, en esta última sobre todo al ser el capital efectivo escaso.

La principal característica de los censos era que el censatario conservaba el pleno derecho sobre el bien inmueble, pudiendo asimismo venderlo si el censualista daba la autorización para ello. Normalmente se fijaban para un largo período de tiempo pasando de padres a hijos.

Estas escrituras dando a censo unas casas en la plaza fueron al judío Haim Alvolia, a Andrés Fernández, a Alvar González, a Gonzalo Delgado, al judío Abraham Leví Daraguero y a su mujer Oruillida y a un barbero llamado Juan. Según Floriano Cumbreño, gracias a estos documentos podemos identificar las casas que se reseñan y la topografía de la Plaza desde la torre de Bujaco en dirección sur hasta el Ayuntamiento. En el sitio donde está hoy la ermita de la Paz existía un auditorio, donde los alcaldes y corregidores realizaban sus audiencias, se dictaban los pregones, etc. A este seguían dos casas con sus tiendas, dadas a censo, a Andrés Fernández y al barbero Juan, comerciantes de la villa.

A CONTINUACIÓN aparecían las casas con tiendas de dos judíos de gran prestigio en Cáceres: Abraham Leví Daraguero y su mujer Oruillida, y la de Samuel casado con Amada, estando en el lugar que hoy ocupan las escaleras que van al Arco de la Estrella.A su lado las casas de Alvar González, la de Gonzalo Delgado y la del judío Haim Alvolia, que estaba junto a la derruida ermita de San Salvador, emplazamiento donde se realizaron asímismo los concejos.