La llegada de la patrona a la ciudad trae consigo recuerdos y tradiciones para todos los cacereños. Si hay una que ha perdurado en el tiempo es la creencia de que, si se adivina el color del manto, la Virgen concederá un deseo. Una costumbre que ha pasado de padres a hijos y que hace que, de camino a Santa María, muchos lleven en su pensamiento un color. A la entrada en la concatedral, el que lo ha acertado, esboza una sonrisa.

Este año esos deseos irán pintados de azul, verde, rojo, rosa, amarillo y blanco (de este tono hay tres), los colores que lucirá la patrona durante el novenario. A ellos hay que sumar los tres que siempre lleva: el manto de la procesión de Bajada, hecho en tisú de plata y ofrecido por la ciudad de Cáceres en la bodas de plata de la coronación de la Virgen; el de la Subida, de terciopelo rojo y bordado en oro; y el del Besamanto, bordado a mano con hilo de oro, plata y seda, realizado por las hermanas de la congregación Obra de Amor y donado por María Cándida Salomón Gómez.

En total la Virgen de la Montaña tiene 133 mantos, que están custodiados en el santuario en dos salas; algunos se encuentran expuestos y otros almacenados en vitrinas, para su mejor conservación. El número 133 fue el último donado a la patrona, en diciembre del año pasado. Fue entregado por Pilar Martín Gil en recuerdo de sus padres y este año será la primera vez que la Virgen lo luzca en la concatedral. En lo que va de 2017 no ha habido ninguna nueva donación.

La camarera Pilar Murillo es la que se encarga de decidir cada año los mantos que vestirá la patrona. Intenta que cada novenario sean diferentes para que puedan lucirse todos los que tiene. Se los cambia cada noche, para dejar a la Virgen lista para la primera eucaristía del día, a las ocho de la mañana.

Por otro lado, el ayuntamiento permitirá este año el acceso de vehículos a la concatedral para trasladar a personas mayores o con movilidad reducida que quieran ir a visitar a la patrona. Podrán entrar hasta el próximo 7 de mayo de 15.00 a 17.00 horas, momento con menor afluencia de público. Accederán por Santa Clara, bajando por los Adarves hasta Santa María. Para salir deberán hacerlo por la plaza del Socorro.