El parque del Príncipe presentaba su aspecto habitual, jóvenes sentados en la hierba, parejas paseando, familias disfrutando de la tarde con sus hijos. Algunas de las conversaciones trataban de analizar las causas de lo ocurrido mientras la alcaldesa de Cáceres, Carmen Heras ha solicitado un informe para analizar la situación y evitar que vuelva a repetirse. Por su parte, el jefe de la policía local, César García, señala que éste es un hecho "insólito, fortuito y poco habitual".

Angela es pensionista y el lunes salía del parque del Príncipe con su amigas sobre las 20.30 cuando una moto les pasó rozando. No sabe si la conducía el chaval autor del atropello. Angela les increpó les llamó "escandalosos" y "payasos". Generalmente ellas no ven motos dentro de las ocho hectáreas que abarca el parque del Príncipe, aunque a veces veces sí. Se quejan sobre todo del ruido que producen. "Uno va allí a pasear y a relajarse y son muy molestas". Al corrillo que han formado Angela y sus amigas en el lugar del atropello se acercan unos jóvenes que comentan que vieron al motorista irse cojeando. Las amigas de Angela dicen que aunque no se puede generalizar los chavales a esa edad "son tontos".

Raúl y Montaña están sentados en un banco. Ven muchas veces las motos aparcadas en el parque del Príncipe, y piensan que la circulación con moto se ha vuelto un caos. "En el resto de la ciudad se meten por donde les da la gana". Creen que debería haber alguien en la puerta constantemente.

"El parque del Príncipe tiene nueve puertas", señala Pedro Moreno, guarda de jardines. "Un único guardián se encarga de la vigilancia del parque", aunque considera que este es un hecho fortuito. Dice que la policía local pasa muy poco por ahí. "En verano aquí hay más gente que en Cánovas, a eso de las diez de la noche puede haber 700 personas", agrega. Francisco vive en el Nuevo Cáceres y cuenta que frecuenta con sus hijos el parque que hay detrás de la estación de autobuses y que de vez en cuando entran las motos: "Son peligrosas, molestas e incómodas, si ya hay que tener cuidado en los pasos de cebra imagina en un parque". Considera que esto ha sido excepcional: "Estos jóvenes no piensan". No cree que más presencia policial sirva de nada: "Hay que educar". En el parque del Rodeo el comentario general es que no hay problemas y que rara vez se meten las motos: "Llevamos viniendo desde que se hizo y nunca hemos visto nada", dice Fernando, ya jubilado.