E ntre accidentados fuegos artificiales y dulces algodones de azúcar comenzaron en Cáceres las Ferias de San Fernando, y hoy viernes son muchos los que aprovechan el festivo local para ampliar el fin de semana, huyendo de la algarabía de las atracciones, la música de las casetas y el ajetreo de las atracciones. Otros bailarán desde el mediodía hasta la madrugada, comerán con sus compañeros de empresa, amigos, familia y demás (bien en el centro, bien en el ferial), si no han gastado ya los restos de fin de mes en “los cacharritos” en el día del niño.

Y es que siempre hubo igual número tanto de partidarios como de detractores del vino dulce, los farolillos, las carreras de camellos, la noria y los coches “chocones”…y, bueno, de los toros, ni hablamos (si de defensores y detractores tratamos, no me malinterpreten). Los que ganan adeptos son, año tras año, los hosteleros que intervienen en la Feria del Centro; y cuyo éxito casi provoca una huelga entre los empresarios de las casetas en la convocatoria de este año. Hay público para todo tipo de opciones y opciones para todo tipo de público.

Las casetas instaladas en el Parque de Cánovas, hacen las delicias de amantes del queso, embutidos y vinos, así como de diferente tipo de artesanía, puestos dulces y otros varios; los establecimientos de la zona sacan sus veladores al sol, y en algunas zonas se atreven con la música en directo como punto de atracción para el cacereño que no hace puente este fin de semana.

En el ferial, el ambiente de caseta, rebujitos y música de radiofórmula, se une a los espectáculos de baile, comidas solidarias y más música en directo, compitiendo en volumen con las diferentes versiones del tema “Despacito” que parece haberse instalado en todo el recinto como himno popular, batallando con hits de antaño de dudosa calidad/calidez.

Y en el camino, atascos para entrar y salir, autobuses llenos, peregrinación con bolsas llenas de botellas, y calor, mucho calor.

¡Feliz Feria de San Fernando, cacereños! A los que hagan uso del coche, tanto para desplazarse hacia el ambiente festivo como los que hayan decidido huir de él, sean responsables en la carretera, porque el mejor fin de fiesta es revivirlo; así es que: Des-pa-ci-to (y nada nada de alcohol).