Un grupo de 30 voluntarios pudo conocer ayer de primera mano el estado de las excavaciones de la cueva de Santa Ana, ubicada en el interior del recinto del Centro de Formación de Tropa (Cefot) de Cáceres. Pertenecen a la Asociación de Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), cuyo delegado en Extremadura, Álvaro Tejerina es un amante de los secretos arqueológicos de estos espacios.

Se encargaron de colaborar con el equipo de Primeros Pobladores de Extremadura en las excavaciones que están llevando a cabo durante esta primera quincena de septiembre en esta cavidad y les ayudaron a desechar el material inservible. «Nos ponemos con cubos y movilizamos toneladas de material que ellos ya tienen catalogado y han considerado que no tiene interés arqueológico», explica Álvaro Tejerina. Este material se lleva al exterior de la cueva para que los expertos realicen una nueva inspección por si se hubiese desechado algo de importancia.

Antes de adentrarse en la cavidad el responsable de las excavaciones, Antoni Canals, les contó la historia de esta cueva, que tiene más de 600.000 años, y les habló de la fauna y la flora que habitaba en ella en la época del Pleistoceno. También hizo un repaso por el estado en el que se encuentran en estos momentos las excavaciones. Santa Ana pertenece al Calerizo de Cáceres, igual que las cuevas de Maltravieso y El Conejar.

Fue en estas excavaciones cuando, en el año 2012, comenzaron a aparecer restos de animales con más de 350.000 años de antigüedad. «Es la cavidad de mayor calidad y cantidad de bifaces de Europa», recuerda Álvaro Tejerina. Los resultados de las excavaciones que los Primeros Pobladores han llevado a cabo en ella durante este año se conocerán más adelante.