El pasado 15 de septiembre se celebró el día internacional del Linfoma. El linfoma es un tipo de cáncer del sistema inmune y que está dentro de lo que en Hematología denominamos síndromes linfoproliferativos (junto con lo que se denominan leucemias linfoides). Están descritos unas 60 tipos distintos, diferenciados en su origen (B ó T), su agresividad clínica (alto grado y bajo grado) y en sí son tipo Hodgkin o no. Los Linfomas tienen varias características clínicas que los diferencian del resto de los cánceres. En primer lugar son tumores que afectan fundamentalmente a ganglios, pero que pueden presentarse en cualquier órgano, desde la piel, testículo o cerebro. En segundo lugar puede estar acompañando de múltiples síntomas no relacionados con el sitio afecto (fiebre, pérdida de peso, sudoración). Por último y esto al revés que los tumores sólidos, la remisión del tumor produce una cosa que se llama «restitutio ad integrum» de la anatomía del órgano afecto, quedando en muchos casos igual que antes de presentar la enfermedad.

El tratamiento de los Linfomas puede considerarse como uno de los primeros éxitos en el tratamiento del cáncer de la Medicina moderna. Para ello se ha valido del desarrollo de investigación básica, del desarrollo de técnicas de imagen, de nuevas técnicas de diagnóstico de los tipos de linfoma y de la participación de los pacientes en ensayos clínicos. Por ejemplo, gracias a los ensayos clínicos sabemos cual es el estándar de quimioterapia en los linfomas agresivos; sabemos que un monoclonal (Rituximab) es fundamental para el tratamiento de los linfomas de tipo B, o que el realizar un trasplante autólogo de médula es la mejor alternativa para tratar un paciente después de una recaída.

El hecho de que curemos alrededor de un 60% de los linfomas no Hodgkin B agresivos, que curemos una gran cantidad de pacientes con Linfomas de Hodkgin o que en los de Linfomas no Hodkgin B de bajo grado obtengamos una supervivencia libre de enfermedad prolongada no exime la voluntad de mejorar. Todavía hay patologías en las que no hemos podido hacer grandes progresos (Linfomas T), y por otro lado se está tratando de curar pacientes con nuevos fármacos y agentes que no produzcan los efectos adversos asociados a la quimioterapia.

Mejorar el tratamiento de los pacientes con Linfoma solamente se puede lograr por medio de la incorporación de los pacientes en ensayos clínicos bien diseñados. En el Hospital San Pedro de Alcántara, hemos participado en varios ensayos clínicos de tratamiento de Linfomas. Esto es lo que se denomina investigación clínica, que implica un compromiso ético con el paciente, un esfuerzo extra por parte de médicos, enfermería en cumplimiento de protocolos y de personal auxiliar que recoja los datos de los pacientes. El entorno asistencial saturado de trabajo no es proclive a esto. El ensayo clínico exige un aumento de controles, la espera en resultados genéticos y de biología molecular y el esfuerzo de explicar claramente al paciente y a la familia de que va a ser encuadrado en un tratamiento o en otro y el por qué . Desde aquí quiero dar las gracias a todos los pacientes y familiares por la confianza depositada, y a toda la gente desde médicos, enfermeras y técnicos que han ayudado al mismo.

Actualmente prácticamente todo el desarrollo de nuevos fármacos depende de compañías farmacéuticas. El desarrollo de estos nuevos fármacos es lento y caro (a veces más de 10 años). Los nuevos fármacos con posibilidades entran en ensayos clínicos sufragados por compañías farmacéuticas privadas. Menos de un 1% de los fármacos entran en la farmacopea.

Existe otro tipo de ensayos, denominados académicos, promovidos por médicos, hospitales, sociedades científicas y universidades que muchas veces son los más interesantes. Son ensayos en donde se trata de ver la validez de tratamientos que no son atractivos económicamente. Este tipo de ensayo reciben poco soporte por parte de nuestras administraciones y deberían ser la piedra angular de la investigación clínica en España (normalmente se buscan acuerdos con administración y compañías farmacéuticas). La falta de incentivos a este tipo de ensayos contrasta con lo que pasa en otros países del entorno como Francia, Alemania, Inglaterra o Italia. Por ejemplo en Inglaterra prácticamente todos los pacientes con Leucemia Aguda o Linfoma de Hodgkin entran desde su diagnóstico en algún ensayo clínico promovido por el British Medical Council.

Espero que esta carta sirva para concienciar y promover la investigación clínica en nuestros Hospitales, despejando dudas e insistiendo en su utilidad fundamental: curar pacientes.