La crisis no da tregua, sus consecuencias llegan a todos los rincones y en Cáceres la situación también se recrudece por el aumento del desempleo. Dos mil viviendas de la ciudad se encuentran en estos momentos en riesgo de desahucio debido al impago de las hipotecas, según los datos facilitados por la delegación cacereña de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae). Cada caso encierra una situación personal o familiar muy complicada, casi dramática. Además, lo peor ni siquiera acaba cuando se pierde definitivamente la vivienda. Muchos ciudadanos arrastran la condición de insolventes, complicándose en exceso la recuperación de una vida normalizada.

Así lo explican desde Adicae, colectivo que presta ayuda especializada a quienes se encuentran en estas situaciones. Desde que empezó la crisis, los desahucios se han multiplicado en Cáceres y el tablón que anuncia las subastas de inmuebles en los juzgados está lleno. La pesadilla comienza cuando se dejan de pagar algunas cuotas a las entidades financieras, luego van aumentando y resulta imposible reconducir la situación, hasta que llega la denominada ejecución hipotecaria, es decir, cuando el banco acumula varios impagos, da por vecina la deuda y reclama el total. Los trámites judiciales avanzan y al final, si no hay alternativas, se pierde la vivienda. Pero ojo, porque el banco seguirá reclamando la diferencia entre lo que prestó al usuario y lo que ha ingresado finalmente con la subasta.

HIPOTECAS IMPOSIBLES Y en alguna de estas fases se encuentran actualmente dos mil viviendas cacereñas. De hecho, entre enero y septiembre de 2011 (últimos datos facilitados por el Consejo General del Poder Judicial) se iniciaron en Extremadura 804 ejecuciones hipotecarias y 306 alzamientos (desahucios), aproximadamente un 40% de ellos en Cáceres. La situación golpea a los distintos sectores sociales, pero sobre todo a las rentas medias y bajas, y especialmente a quienes compraron pisos de entre 60.000 y 100.000 euros, con préstamos que cubrían incluso el 120% del total para amueblar el interior o comprar otro coche nuevo. También se facilitaron créditos con carencia, de forma que la cuota ha ido subiendo con el tiempo.

El aumento del paro, el frenazo de muchos negocios y el agotamiento de las prestaciones por desempleo han convertido aquellas hipotecas de ensueño en firmes obligaciones imposibles de pagar. "Cuando falta el trabajo en las casas, el dinero disponible se destina de forma prioritaria a la manutención de la familia, y la hipoteca se va dejando...", explica Carlos Arjona, jefe de los servicios jurídicos y directivo de Adicae. "El problema es que las previsiones apuntan incluso a peor porque el paro aumenta y muchos procesos de ejecución están ya lanzados", precisa.

Por ello, Adicae ha planteado a Izquierda Unida que lleve ante el ayuntamiento cacereño algunas propuestas que amortigüen este drama social, por ejemplo la aprobación de una propuesta del pleno instando al Gobierno a paralizar los desahucios de viviendas habituales de familias en situación de insolvencia sobrevenida e involuntaria, o la creación de una comisión estudie alternativas a los desahucios, o bien garantizar el realojo digno de las familias afectadas, incluso acuerdos con Junta para utilizar su bolsa de alquiler de viviendas, y también un convenio con el Colegio de Abogados para crear un turno especial de asistencia a las familias afectadas. Estas medidas ya funcionan en varios ayuntamientos del país.

Además, Adicae lleva tiempo solicitando al Gobierno una moratoria a los procesos de embargo durante al menos tres años (ya se aplica en otros países), para dar una segunda oportunidad y evitar que se multipliquen las personas que se ven en la calle.