A unos días de cumplir 25 años le diagnosticaron leucemia. Al principio sus familiares le escondieron su enfermedad y le dijeron que la tenían que ingresar en el hospital porque padecía una anemia severa. A Juanibel Casillas (Badajoz, 47 años) no le extrañó aquella historia ya que ella acudió al médico porque llevaba una larga temporada en la que se encontraba muy cansada. Al cabo de los días se armaron de valor para darle la noticia. "Fue un jarro de agua fría, pero llevé la enfermedad con mucho ánimo gracias a mi familia y a mi novio, que hoy es mi marido", recuerda. De aquello han pasado ya casi dos décadas.

Necesitaba una médula para curarse. Toda su familia se hizo las pruebas para comprobar si alguno era compatible. Por suerte, su hermana María Teresa lo era. "Fue una alegría muy grande. Había un 25% de posibilidades de que fuéramos compatibles pero ella me devolvió la vida", dice. Aún se le ponen los pelos de punta al recordarlo. Su hermana, que para Juanibel ha sido siempre su segunda madre (su progenitora había fallecido dos años antes de que a ella le diagnosticaran la enfermedad), se había convertido en su salvadora.

Se trasplantó en la clínica Puerta de Hierro de Madrid, donde aún acude a revisiones. Ella también se une a la petición de una unidad de trasplantes alogénicos en Cáceres porque cree que todo sería más fácil para los pacientes.

No ha podido tener hijos porque la radioterapia que se dio antes y después del trasplante favoreció a su esterilidad, pero a día de hoy es una mujer como otra cualquiera, como si aquella enfermedad no hubiera pasado por ella. "Animo a la gente a hacerse donante. Cuando se es compatible se le hace como una transfusión de sangre para sacarle las células madre y en dos horas puedes salvar la vida de una persona".