Me fío plenamente de mis analistas políticos de confianza. Los llamo Equipo C, de Ciudadano, y lo forman mi vecina doña Ana, jubilada de 68 años; el marido de mi prima, Sergio, que es taxista y tiene 35 años; y mi amigo Fernando, de la quinta del 81 y como es mu´listo, va pa´ingeniero . Apolíticos, gente normal que analiza la labor de los gobernantes y luego, cada cuatro años, actúan en consecuencia. Creo que todos los políticos deberían hacerse con asesores como los míos, porque los ayudantes pitagorines son muy necesarios, pero quienes representan a la ciudadanía y sus inquietudes son las Anas, Sergios y Fernandos que andan los jueves por Pintores. O los martes...

Y es que los ayuntamientos de las ciudades como Cáceres, y los partidos que las gobiernan, se someten en su último año de cara a las elecciones a un durísimo examen de oposiciones cuyo tribunal está formado por cacereños del corte del Equipo C. Los resultados de las pruebas no andarán lejos de los de los comicios, luego las reflexiones de doña Ana, Sergio y Fernando siempre me son útiles.

Cada uno es experto en una materia, que suele ser la que más le preocupa, la que más usa o simplemente, la que más le gusta. Doña Ana domina el estudio de la limpieza de las calles, la seguridad, la Semana Santa, y como le gusta mucho ir al teatro, la oferta cultural. La última vez me dijo que las calles están bastante limpias y que suele ver policías a menudo: "Eso, hijo, me tranquiliza". Apuntó que no hay ruidos por la noche y que Saponi ha hecho parques "muy bonitos, que han dado vida a los barrios", donde reconoce le gusta sentarse con sus amigas a charlar y tomar el fresco. Aprueba la programación de espectáculos del auditorio, del Gran Teatro... Y como Ana sólo falta a misa cuando está pachucha, y aún así la sigue por La2, este año está especialmente satisfecha por el acto del centenario de la Virgen, y por lo bien que han quedado las obras de la Montaña: "Me lo ha dicho mi hijo, que a mí me cuesta cada vez más subir".

Sergio examina sobre el estado de las comunicaciones, servicios y fiestas. Los hay que se resisten a dejar de ser tan jóvenes... Y como me lo encontré en la parada de rebote el otro día, le pregunté por los resultados en sus asignaturas. Lo primero que me cuenta es que el arreglo de San Francisco a Fuenteconcejo ha sido un acierto, que el tráfico es más fluido y se circula mejor --opinión profesional--; que queda "hasta bonito" el puente dentro de la rotonda. Sobre los servicios ve satisfechas sus necesidades, suficientes tiendas, suficientes para su mujer, cada vez más restaurantes y bares, bares para todos los ambientes. Aplaude la determinación de habilitar un bus nocturno en La Mejostilla. Eso al fin y al cabo es dar servicios y yo también lo aplaudo porque los jóvenes lo necesitaban; tanto la decisión, como la lección de democracia y debate que han dado asociaciones y ayuntamiento.

Mi amigo Fernando no es indiferente al ocio. Normal, es joven y ya está pensando en las ferias. Lo mejor de todo es ver cómo puede influir en la valoración de un gobierno local la preparación y ejecución de sus fiestas. Si son un éxito, todos contentos... Eso sí, como sean un desastre, Lázaro prepárate. Por eso coincido en las palabras de mi amigo Fernando, en que la previsión y trabajo de la Concejalía de Festejos es digna de mención.

Tanto a mí como a mi amigo, embriagados de casetas, movimiento Factory y políticas de ocio, nos inquieta la aparente actitud de palmaditas y trabajo hecho que desde algunos organismos de la Junta se percibe. Creerán que con un centro de ocio --que bienvenido sea-- la juventud cacereña se someterá al silencio y dejará de reclamar más y mejores políticas de empleo, infraestructuras y vivienda. Creerán que la sección joven del Equipo C es conformista y emitirá un dictamen favorable aunque se dé carpetazo a las políticas de juventud en Cáceres. Creerán que con eso es suficiente.