Finalmente sí habrá feria de flores la próxima primavera y será los días 22 y 23 de abril. El consistorio y los floristas han alcanzado un acuerdo para sacar adelante la cita que se incluyó como principal novedad del calendario de ferias de este año, y a la que los empresarios rechazaban por dos motivos: era excesivamente larga, 12 días, y (lo fundamental) se extendía hasta el Día de la Madre, una jornada crucial para el sector por ser la que más encargos les reporta. El quorum llegó ayer por la tarde, tras una reunión en la que participaron responsables de ocho floristerías (se había convocado a un total de 11, pero tres de ellas no acudieron porque tenían otros compromisos) el concejal de Turismo y Comercio, Jorge Suárez, y personal de la institución ferial, Ifeca.

En la reunión, en la que ambas partes reconocen que hubo "buena sintonía", los floristas expusieron sus reticencias y finalmente se comprometieron a trabajar para dos jornadas de feria, como punto de inicio de una cita que podría ir adquiriendo más protagonismo en futuras ediciones, en función del éxito de esta primera convocatoria.

La fecha que se decidió, 22 y 23 de abril, coincide con el inicio de la Feria del Libro y también con los actos de la festividad de San Jorge, patrón de la ciudad. De hecho, la propuesta inicial de la feria de las flores era que esta sirviera de complemento a los dos eventos.

EN CANOVAS En la feria participarán empresarios de la ciudad y tendrá lugar en el paseo de Cánovas, en la franja central, cerca de la carpa en la que se llevan a cabo las presentaciones. Las casetas de la Feria del Libro tendrán la ubicación habitual en el paseo del margen derecho de Cánovas.

Los empresarios no quieren que sea una mera feria de venta de flores, sino que pretenden que se convierta en un escaparate en el que "exponer nuestros trabajos y mostrar nuestra profesionalidad", señalan desde las floristerías; por eso pretenden mantener nuevos encuentros en los próximos días para perfilar los detalles de la cita. Además no descartan otras iniciativas a lo largo del año para conseguir que la flor se convierta "en un elemento habitual" para los cacereños.