Manuel Barriga luce elegante una corbata violeta detrás de la barra de Donde Manuel, nombre del establecimiento que, abierto desde hace algo más de un mes en General Ezponda, ya ha servido antes cientos de cañas y tapas en Gómez Becerra, Hermandad y Argentina.

Con 44 años y en la hostelería desde muy joven, Barriga quiere aspirar a la línea de 500.000 euros en ayudas que el Proyecto Intramuros, eje estratégico de Cáceres 2016, ofrece a los interesados en reabrir negocios con cargo a su apartado de restauración y revitalización funcional del casco histórico. En menos de un mes el número de peticiones, cuarenta en total, doblan ya al de locales disponibles en la plaza Mayor, General Ezponda y la plaza de la Concepción.

Optimismo no falta. Aunque Donde Manuel es uno de los pocos establecimientos que funcionan en General Ezponda, por donde apenas circulan peatones y casi todos están cerrados a las cinco de la tarde, el hostelero cree que la plaza Mayor y su entorno pueden "volver a ser lo que fueron, una zona de encuentro y de tapeo".

A pesar de ello, reconoce que los empresarios "se arriesgan mucho" por la situación económica actual, pero mantiene su apuesta porque, dice, "en un futuro puede ser la zona por excelencia de Cáceres". Los clientes habituales y el turismo que puedan llegar son su esperanza.

La ilusión por bandera

A José Miguel Rubio, de 28 años, le hace ilusión reabrir el antiguo local que ocupó la imprenta La Minerva en la plaza Mayor. Con la ayuda de su familia --sus hermanos Alfonso y Francisco regentan otros negocios de hostelería en la misma zona desde hace años--, este cocinero tiene el proyecto de transformar las dos plantas en una tapería-restaurante. Aún tiene que llegar a un acuerdo con el propietario del local para poder optar a la línea de subvenciones del proyecto Intramuros. "Queremos ofrecer una cocina de calidad y cuidada, pero con precios competitivos", asegura tras pasar por restaurantes de prestigio como Akelarre y El Celler de Can Roca.

Antonio Benítez, agente inmobiliario de 41 años, compró hace seis años un local de 80 metros cuadrados en General Ezponda que ahora pretende alquilar para convertirlo en restaurante. Consciente de que hay que ganar tiempo, se ha adelantado y ya tiene listo el proyecto con el objetivo de que el arrendatario solo tenga que hacer las obras y pedir las ayudas económicas.

Sin embargo, otros empresarios como el hostelero Emilio Rey se han desencantado ante las dificultades, afirma, que ha encontrado en el ayuntamiento para poder abrir una chocolatería en la antigua ferretería de Ezponda. Al final ha decidido alquilarlo a la empresa que remodelará la plaza Mayor.