Atocha 13, Kuky, El Cielo o La Dolce Vita han puesto nombre propio en el 2004 al mercado de la droga en la provincia de Cáceres. Estos han sido tres de los seis supuestos narcobares desmantelados el año pasado en las operaciones policiales más importantes desarrolladas en la lucha antidroga. Los dos primeros, Atocha 13 (La Madrila) y Kuky (Llopis Ivorra), en la capital; El Cielo, en Jaraíz de la Vera; La Dolce Vita, de Plasencia (Rosal de Ayala), y otros dos en Coria y Jarandilla de la Vera.

Estas operaciones confirman la vinculación en muchos casos del tráfico de drogas con locales públicos utilizados como tapadera para el negocio ilícito de estupefacientes.

En todos los casos, los dueños de los establecimientos fueron detenidos como presuntos implicados en el tráfico de drogas, además de algunos camareros. En total, trece personas fueron detenidas en la desarticulación de estos seis puntos de venta de narcóticos.

En los locales se hallaron diversas cantidades de hachís, cocaína y marihuana escondidas y dispuestas presuntamente para su venta. Igualmente, se descubrieron útiles para la preparación, distribución y venta de la droga.

Locales blindados

La actuación más espectacular se llevó a cabo en La Madrila, en el bar Atocha 13. El local estaba preparado para esconder la droga. En el registro policial, se necesitó la ayuda de los bomberos para poder abrir una caja fuerte donde se escondía el material.

El establecimiento contaba con una habitación interior protegida por una puerta de hierro con una ventana para vigilar y un hueco camuflado para pasar la droga hasta la barra, donde la adquirían supuestamente los clientes del local de copas.

En el registro policial del bar Kuky, ubicado en la calle Uruguay de la barriada de Llopis Ivorra de la capital, se halló también, además de material para la preparación de la droga, una pistola del calibre 8 milímetros y diez cartuchos.

Colaboración ciudadana

La desarticulación de estos negocios clandestinos ha sido posible en la mayoría de los casos por la colaboración ciudadana. El ejemplo es La Dolce Vita de Plasencia. Los vecinos de este bar de la calle Luis de Morales dieron la voz de alarma. La vigilancia policial hizo el resto. Actualmente se mantiene la vigilancia en otros bares tanto de Cáceres como de Plasencia.