Fin de semana en el que las altas temperaturas regirán-derretirán nuestro día a día. Las alertas por la llegada de la segunda ola de calor a la península y los incendios declarados en las últimas horas en la Comunidad Autónoma, caldean los ánimos del ciudadano, que busca refugio no tanto a la sombra de los pinos -a lo “María del Monte”- como de las cornisas de los edificios.

Y es que pasear no se estila en estas fechas con estos grados, y nuestras calles desiertas reflejan la realidad de los termómetros. Las piscinas de la ciudad rozan el overbooking, y tienen más ambiente que la madrila de los 80’s.

Quedarse en casa bajo la ducha es el deporte acuático mas “in”, mientras la factura de la luz aumenta con los aires acondicionados, y ventiladores. Las compañías eléctricas sonríen, y a nosotros se nos desdibuja la sonrisa cuando la gota de sudor recorre nuestra sien, sólo de pensarlo.

Con este calor, ni la mosca remonta vuelo, ni el niño quiere jugar con la pelotita, las siestas improvisadas son un regalo, y el grajo se mudó a la luna.

En los lugares de trabajo jugamos al mundo al revés: A casi nadie le importa hacer horas extra, si son en interior y con chorrito de aire frío en la nuca; ni siquiera el compañero friolero molesta con el termostato, buscamos tareas atrasadas para dejarlas a punto antes de coger las vacaciones, siempre colocados frente a la bomba de frío oportuna, y las máquinas expendedoras de agua no dan a basto (sí a oros).

Las frías aguas de las piscinas naturales del norte de la provincia, si ayer las creíamos impracticables, hoy se antojan más que apetecibles; y planeamos una escapada en la naturaleza extremeña donde los grados bajan de noche para poder dejarnos dormir.

Los que intentan huir al extrarradio se ven atados al uso del vehículo particular, por miedo a que acontezca algo similar a lo de ayer jueves, cuando un incendio en el tren destino a Madrid dejaba a muchos pasajeros en tierra, con la maleta en la mano y el sol en la coronilla. Bochornosa estampa en la que el AVE vuelve a echarse en falta, así como una red de comunicación digna.