"Desde que he llegado al festival me he encontrado con 20 artistas a los que quiero ver tocar", dijo ayer este cantante y guitarrista sudafricano, que ha logrado recuperar música tradicional de su país como las canciones a capella y el blues. "En Sudáfrica la música es usada como entretenimiento en bodas y funerales", indicó. A Sam Tshabalala el Womad le ha valido para recordar los tiempos del apartheid y su preocupación por el sida, una de las enfermedades que está castigando a la población sudafricana en la época contemporánea.

Aunque ayer ofreció un taller en el palacio de Carvajal, vino a Cáceres junto a un cuarteto y actúa en otras bandas. El músico sudafricano, de voz clara, canta en varias lenguas locales como el zulu, shangaan y tswana, además de en inglés. Formó parte hace dos décadas del grupo sudafricano Molopoets con el que hizo una gira por Europa y Estados Unidos. En la actualidad reside en Francia.