La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Cáceres juzgó ayer a un vecino de Plasencia acusado de un delito de agresión sexual, en grado de tentativa. Elías P. C., que ya fue condenado en el año 1990 a 18 años de prisión por violar a su hija --cumplió diez--, se enfrenta ahora de nuevo a la cárcel por intentar hacer lo mismo con su cuñada. El Ministerio Fiscal solicita por este hecho una pena de seis años.

Durante la vista oral, de apenas una hora de duración, el procesado negó en todo momento los hechos. Reconoció que la noche del 21 de junio del 2003 estuvo en el domicilio de su cuñada, pero manifestó que fue ella la que, en un momento dado, le propuso tener relaciones. "Ella me pidió hacer el amor, pero cuando me lo dijo yo la dí dos guantazos y me marché". Aseguró que antes lo único que ambos habían hecho era hablar y beber una botella de champán.

La presunta víctima, por su parte, aseguró que su cuñado intentó violarla, "pero no lo consiguió porque yo me resistí golpeándole y cerrando muy fuerte las piernas, y porque dos vecinos que me oyeron gritar acudieron a auxiliarme y él me soltó cuando llamaron a la puerta".

Negó que ella le invitara a subir a su vivienda pues, según afirmó, "aunque es mi cuñado, nunca me gustó que viniera a mi casa. Es un violador y tenía miedo de él, porque si un día violó a su propia hija, podía hacer lo mismo con la mía", dijo.

TESTIGOS Además del acusado y la denunciante, en el juicio declararon tres testigos, todos vecinos de ella. Lo hizo una vecina que declaró que vió al acusado cuando bajaba las escaleras del inmueble, pero no salir de la casa de la denunciante; y el matrimonio que la socorrió y que la acogió la noche del suceso.

Ambos manifestaron que acudieron a su vivienda al oír gritos y que cuando la denunciante abrió la puerta "estaba muy asustada y sofocada, se abrochaba el pantalón y nos pidió que nos marcháramos, que su cuñado estaba dentro y quería violarla"; pero reconocieron que no vieron ni escucharon al acusado en ningún momento.

El Ministerio Fiscal consideró probadas las acusaciones y destacó el hecho de que el propio acusado "ha reconocido que estuvo en casa de su cuñada y que la golpeó", que la víctima "no ha incurrido en contradicción alguna y ha mantenido siempre inalterable su declaración" y que los testigos "han corroborado lo declarado por la denunciante".

La defensa, por su parte, pidió la absolución, "pues ninguno de los testigos ha visto a mi defendido en la vivienda de la denunciante, ni ha quedado acreditado el intento de violación".