Los novios pueden elegir dónde casarse, pero el lugar debe estar consagrado. Así lo estipula el derecho canónico de la Iglesia Católica, aunque la moda de las bodas a la americana , al aire libre, había relajado en los últimos tiempos este precepto convirtiendo en costumbre las excepciones. El obispo de la diócesis de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, ha atajado esta irregularidad reincidente desautorizando la celebración de casamientos en lugares ajenos a los templos.

La decisión se ha adoptado ante el "desbordamiento de peticiones" para contraer matrimonio en recintos no autorizados, según confirmó ayer a este diario el notario de la diócesis y delegado de Familia, Ramón Piñero. "Los novios ya solicitaban los sitios más peregrinos, desde hoteles, charcas o fincas", sostiene este responsable de la Curia. Con esta situación, según su consideración, se está incurriendo en una "ilicitud", son bodas "válidas pero ilícitas".

INCUMPLIMIENTO No es la primera vez que el obispo debe intervenir en este asunto. Hace tres años, según recuerda Piñero, la diócesis tomó la determinación de impedir estas ceremonias y recordó a los sacerdotes de su jurisdicción la obligación de cumplir la ley.

Aún así, han sido muchas las parejas que han podido seguir contrayendo matrimonio en estas condiciones, bien porque el sacerdote no era de la diócesis o porque simplemente el requerimiento obispal "no ha sido obedecido", asegura Piñero. Sin embargo, a raíz de la proliferación de enlaces en recintos extraños a la casa de Dios , el obispo se vio obligado a recordar en mayo la necesidad de cumplir con los preceptos canónicos.

"Nosotros no impedimos que los novios elijan el lugar, que puede ser una ermita, pero en las licencias matrimoniales que se conceden se establece por escrito que el sacramento del matrimonio debe formalizarse en un lugar consagrado y no se dan licencias para espacios que no cumplen con esta condición", explica el notario diocesano.

LAS ARGUIJUELAS En Cáceres capital, uno de los recintos más conocidos que se ve afectado por esta medida es el castillo de Las Arguijuelas, donde hasta ahora se venían realizando con normalidad casamientos en sus jardines oficiados por sacerdotes conocidos de los novios o, incluso, por el párroco de Valdesalor. La gerente del castillo, Consuelo Villalba, reconoció que en los últimos diez años todas las parejas que lo deseaban utilizaban los jardines de la entrada al castillo para su ceremonia nupcial.

Villalba confirmó tener conocimiento de la decisión del obispado, de la que dijo "no poder estar en contra" al ser una cuestión religiosa, pero sí criticó que se haya ejecutado "de un día para otro" sin que, aseguró, "se haya dado un margen de maniobra a los novios que ya tenían hecho sus planes para casarse en el jardín".

De hecho, el endurecimiento de la medida ha trastocado la ceremonia de al menos una quincena de futuros contrayentes, según Villalba. "No entendemos que si llevamos diez años haciéndolas, la diócesis no expresara su desacuerdo el primer año y si pensaban prohibirlas, por qué no lo han hecho a partir del año que viene y así no hubieran perjudicado a nadie", argumentó.

Ramón Piñero aduce, en este sentido, que la Iglesia no está en contra de este lugar en concreto, que reconoce que es "bellísimo", pero "no tiene valor litúrgico". Además, apunta que los novios pueden utilizar en cualquier caso la ermita de Nuestra Señora de Gracia, ubicada frente al mismo castillo y adscrita a la parroquia de Valdesalor. "Nunca se ha prohibido a nadie casarse en este templo, porque está consagrado", apostilla el notario de la diócesis.

La gerente del castillo confirma que la ermita es la opción, pero señala en su contra la escasa capacidad, "caben sólo unos 90 invitados", y el peligro que supone tener que cruzar la carretera N-630. "La Iglesia trata de ser comprensiva --concluye Piñero-- pero la norma es la norma".