Algo nerviosos y muy emocionados recibieron ayer el reconocimiento de las máximas autoridades de la justicia extremeña y de sus compañeros los funcionarios Milagros Solís Viana y José María Rodríguez Fernández. El Ministerio de Justicia les ha concedido, respectivamente, la medalla y la cruz de San Raimundo de Peñafort, la más alta condecoración que concede el Ministerio en reconocimiento a los méritos profesionales, y que ayer les fue impuesta por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx), Julio Márquez de Prado.

Lo concede el Ministerio, pero a propuesta de alguien, que en el caso de Solís y Rodríguez han sido sus propios compañeros, que aseguran de ellos son "funcionarios ejemplares".

A Milagros Solís, funcionaria de la Administración de Justicia desde hace 37 años, los últimos 20 en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJEx, la concesión reconoce que la sorprendió, aunque añadió: "muy gratamente, y más teniendo en cuenta que me propusieron para ello mis propios compañeros, algo que hace estar doblemente agradecida". También le cabe a Solís la satisfacción de ser la primera funcionaria (es decir mujer) de Extremadura a la que se concede esta distinción, que sí tienen ya en la región juezas y magistradas, pero no funcionarias. "Espero que después de mí haya más funcionarias que la reciban".

También "enormemente satisfecho y agradecido" se mostró José María Rodríguez, desde hace 30 años funcionario de Justicia y todos ellos en los Juzgados de Castuera, su localidad natal y en la que fue asimismo funcionario su padre, al que también se concedió la misma distinción.

Reconoció Rodríguez que la concesión "fue para mí una sorpresa" que le hace sentirse "muy apreciado por todos los compañeros y por los jueces con los que he trabajado", nada menos que 22 en sus 30 años de actividad. Y en el futuro lo único que desea es "seguir trabajando en Castuera" en el que él dice es "mi juzgado".