Quería justicia y la ha conseguido. Un jurado y una sentencia judicial le reconocen culpable de un delito de homicidio, pero también que lo cometió en defensa propia. Ha conseguido la libertad. Salió de prisión el jueves por la tarde, "pero nunca podré verme libre del sufrimiento que siento", ha asegurado a este diario a través de su abogado, Angel Luis Aparicio.

"Lleva un año llorando por lo que hizo", afirma Aparicio, que asegura, como todos los que a lo largo de este año han tenido algún tipo de contacto con él, que son "lágrimas sinceras" las que, como en el juicio, no han dejado de manar de sus ojos desde que ocurrió esta doble tragedia, la de la familia de su víctima y la de la suya propia.

Este pequeño ganadero-agricultor de Fresnedoso de Ibor se sabe autor de la muerte de una persona, "y aunque en ningún momento quiso hacer daño a nadie, no consigue olvidar; la pena le tiene sumido en una profunda tristeza de la que le será difícil salir", aseguran.